Guerra hispano-estatunidenca. Crònica de la guerra IX

Almirall William Sampson

No es muy halagueña la situación en que se encuentra Santiago de Cuba: hasta ahora la escuadra de Sampson se ha limitado á cañonear casi diariamente los fuertes de aquella plaza sin causarnos bajas ni ocasionar grandes desperfectos en nuestras baterías; pero habiendo llegado ya á aquellas aguas los refuerzos que esperaba el comodoro, es de temer que las operaciones de éste revistan en lo sucesivo mayor importancia y que en breve se trabe allí una acción que bien pudiera ser decisiva y que de todas maneras habrá de ser muy sangrienta. Porque si los yankis cuentan con fuerzas numerosas apoyadas por las partidas de Calixto García y Rabí, las tropas españolas de Santiago constituyen un ejército no pequeño ayudado por las obras de defensa y por las fortificaciones; y si los norteamericanos han puesto todo su empeño en apoderarse de aquella plaza, los nuestros se disponen con no menos empeño á impedirles el logro de sus propósitos, y á la tenacidad y violencia del ataque han de corresponder violencia y tenacidad no menores en la resistencia. Todo hace prever, por consiguiente, importantes hechos de armas en aquella parte del teatro de la guerra.

Con esto quedará aplacada la impaciencia del almirante Sampson, el cual, al decir de cierto periódico de Nueva Vork, mostrábase muy quejoso del retardo que sufría el envío del cuerpo de desembarco y se lamentaba de que le hicieran perder el tiempo en inútiles y costosas operaciones, como los distintos bombardeos de Santiago y de San Juan de Puerto Rico, y de que con la inactividad á que se le tenía condenado se enervaran los oficiales y las tripulaciones de su escuadra.

Mucho se ha discutido durante estos últimos días acerca del desemharco en Guantánamo de que nos ocupamos en la crónica anterior: el gobierno español no lo afirmaba ni lo negaba, limitándose á decir que no tenía acerca de este hecho noticias oficiales. En tanto, los corresponsales, así los de los periódicos de los Estados Unidos como los de los españoles, no sólo daban por realizado el desembarco, sino que publicaban detalles de varios combates librados entre los yankis desembarcados y nuestras tropas. Se ha hablado también de varios desembarcos parciales que nuestros soldados lograron impedir. Pero todo el interés de estas operaciones aisladas ha cedido ante el que despierta el desembarco de la expedición del general Shafter, que el dia 21 arribó á las costas de Santiago de Cuba.

La Ilustración artística, Barcelona 27 de junio de 1898

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