Los hechos de marzo de 1873, asedio y caida de Ripoll, segun la prensa de la época V

SUCESOS CARLISTAS
De uno de nuestros corresponsales, oficial en una de las columnas de operaciones, recibimos la siguiente carta:
Ripoll 23 de marzo
Os voy a describir a grandes rasgos la acción dada por esta columna a Savalls y comparsa.
Sabedor el brigadier Martínez de los Campos que las facciones de esta provincia, reunidas a mando de los cabecillas Savalls, Barrancot, Torres y otros, se hallaban en esta desde las dos de la tarde del día 22 atacando a la escasa fuerza que en ella había y que al cabo hubo que rendirse por la escasez de municiones y el humo del petroleo empleado para incendiar la iglesia de San Eudaldo en donde se defendieron heroicamente los carabineros que la componían, se dirigió a dicho punto, llegando al mismo a eso de las 12 de hoy la vanguardia de su valiente columna. Apenas la divisaron los habitantes de la villa, consternados por los excesos que los amantes de la religión habian cometido, volvieron en sí pidiendo a gritos el castigo de esos asesinos que fusilaron a ocho carabineros y tres soldados. Madres desgraciadas con sus hijuelos en brazos pedían venganza de los bárbaros asesinatos cometidos por esas hordas salvajes. Enterado el brigadier de lo ocurrido mandó acelerar el paso a la columna, y en ayunas y sin descanso llevaba hecha la jornada; siguió, pues, la persecución hasta el pueblo de Capdevano, donde enterados los facciosos de que la columna que les había de dar su merecido castigo se acercaba, internaron en el monte los prisioneros, no sin antes fusilar a 6 carabineros, un cabo y dos soldados de Tarifa.
Tomaron posesiones a la parte opuesta del rio, y el grueso de la facción se remontó a una ermita llamada de San Cristóbal; tan pronto se divisó la facción, rompieron el fuego las guerrillas desalojandoles de las primeras posiciones con ayuda de la artillería y la caballería. Ya en la parte más elevada del monte la facción fue perseguida, llegando la bravura de algunos hasta llegarse a las manos, como lo hizo entre otros el valiente sargento de gastadores de Cataluña. Después de cuatro horas de fuego y atendido el cansancio de la tropa, dispuso el brigadier tocar retirada y regresar a Ripoll para alojar su tropa; refugiándose la facción en Gombren, pueblo distante tres horas, después de haber sufrido la pérdida de 9 muertos y 21 heridos, contandose entre los primeros al jefe de su caballería titulado Cort y llamado Vilagelin; por nuestra parte tuvimos que lamentar la muerte de dos soldados de Cuba y siete heridos, uno de mucha gravedad, la muerte de un caballo en el momento en que el bizarro alférez de Alcántara señor Barrera les dio una carga menospreciando la lluvia de balas que antes le agujereó el pantalón. Todos los soldados y oficiales se portaron como dignos españoles, rivalizando en valor y dispuestos a perseguir a la facción hasta su exterminio.

Article de “La Independencia” 26-03-1873

También hablan del asedio y caída de Ripoll Josep Pla y Marià Vayreda, el primero en “Un hombre de Barcelona” y el segundo en “Recuerdos de la última guerra carlista” ambos en complaciente condescendencia como quien cuenta una travesura de juventud. Una especie de travesura de niños para probar “la chocolatera” en un tono distendido y risueño.

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