Guerra hispano-estadounidense. Batalla de Santiago de Cuba II

Santiago de Cuba, (sin fecha).

(Reexpedido de Londres el 25 á las 10,53 n.)

La columna del general Rubín, á las órdenes del comandante general Linares, que habia tomado posiciones en el camino de Siboney á Sevilla fué atacada por los norteamericanos al mediodía y en la tarde de ayer, trarbándose reñido combate que terminó siendo rechazado el enemigo cuyas fuerzas se componían de infantería de línea y caballería.

En la mañana de hoy, estando acampada la columna del general Rabín entre Siboney y Sevilla, en las inmediaciones del poblado de Altares, el enemigo se presentó por las faldas de la loma que domina dicho poblado, formándose en batalla al descubierto.

Las fuerzas enemigas eran en considerable número.

Su núcleo principal lo formaban tropas regulares de infantería, flanqueadas por algunos escuadrones de caballería.

Traían también artillería, que emplazaron en batería decde el comienzo de la acción.

El enemigo atacó decidido y con denuedo.

Los nuestros desde luego respondieron al ataque enérgicamente, ocupando las alturas de la loma que domina la intersección del camino de Altares á Prudencia con el de Siboney á Sevilla, por donde habían llegado los yankees.

Estos intentaron por dos veces tomar la loma cargando á la bayoneta, siendo en ambas ocasiones vigorosamente rechazados por nuestros soldados y habiendo momentos en que casi se llegó á luchar cuerpo á cuerpo.

Según parece, á las fuerzas norteamericanas se habían unido algunas partidas de rebeldes, que les sirvieron de guías y exploradores.

También formaban parte de la columna enemiga fuerzas de marinería desembarcadas de la escuadra de Sampson.

Durante el combate se vió que las balas de nuestros soldados hacían numerosas bajas en las filas enemigas, siendo imposible precisarlas, porque el parte oficial no las detalla.

Todo el tiempo que duró la acción los buques enemigos estuvieron cañoneando la costa.

Se ignora el objeto de este fuego de la escuadra, pues sus proyectiles no alcanzaban á nuestras posiciones y, por consiguiente, no hicieron daño ninguno.

En ambas jornadas tuvimos nosotros, siete muertos de la clase de tropa, el capitán del batallón de Puerto Rico Sr. Lancis y el teniente señor Corregen heridos de gravedad; el teniente de caballería del Rey Sr. Lastortras herido leve; doce de tropa heridos graves, doce leves y varios contusos.

Aquí en Santiago todo está preparado para la defensa.

Se ejerce una vigilancia esmerada y el espíritu de la población es excelente, mostrándose todo el mundo dispuesto á resistir hasta el último trance.

Las autoridades no descansan un momento, infatigables en el cumplimiento de su misión, atendiendo á la cuestión de subsistencias lo mismo que á las de defensa.

Las fuerzas de infantería de Marina y la marinería desembarcadas de la escuadra de Cervera, prestan servicio en las trincheras avanzadas.

El corresponsal

La correspondencia de España 26/06/1898

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