Guerra hispano-estadounidense. Crónica de la guerra X

Tropas afroamericanas

A las nueve de la mañana del dia 22 de junio último comenzó el desembarco de la expedición Sharter en las costas cubanas: avanzó la escuadra y empezó a bombardear simultaneamente Aguadores, Juragua, Cabañas, y otras posiciones al este y al Oeste de santiago, sosteniendo un violento fuego especiualmente frente a Punta Berracos, Baiquiri y Baconao, con el objeto de alejar de la playa las fuerzas españolas que hubiesen podido dificultar la operación.

Mientras los buques cañoneaban la costa, íbanse embarcando las tropas yankis, y en multiud de lanchas, protegidas por varios cruceros, llegaron á tierra una hora después de comenzado el cañoneo y desembarcaron en Baiquiri y Punta Berracos, auxiliados por mil insurrectos, al mando del cabecilla Castillo. Inmediatamente se formó el campamento en la misma costa, y entonces los rebeldes cubanos que habian permanecido ocultos entre los matorrales se aproximaron a los norteamericanos y fraternizaron con ellos.

Poco rato después desembarrcó el segundo destacamento, y á la una de la madrugada del día 23, según despacho expedido por el general en jefe del ejercito expedicionario, el completo de las tropas norteamericanas hallabase en tierra de Cuba, El general Linares, en cambio, telegrafiaba por su parte el día 24 que todavía continuaba el desembarco.

Las fuerzas desembarcadas son: 10.700 hombres de infantería con 501 oliciales; 3.153 jinetes con 108 oficiales; cuatro baterias ligeras y dos de sitio con 465 soldados y 18 oficiales; dos compañias de ingenieros con 200 hombres y nueve oficiales, y 45 soldados y dos oficiales telegrafistas.

La operación se realizó con mayor facilidad de la que el mismo general Shafter esperaba, demostrandose con ello que, apoyado por una potente escuadra, un desembarco dista de ser tan dificil como hasta ahora habia creído la generalidad de los que en asuntos miilitares se ocupan. Y es que por muy bien defendida que esté una costa, nunca faltará en ella un punto vulnerable por donde arribar a tierra un cuerpo expedicionario, si detras de él hay fuerzas navales suficientes para tener a raya a los que trataran de atacarles, nuestros soldados, sin embargo, lanzáronse denodadamente sobre los yankis pero ante la aplastante superioridad numérica hubieron de replegarse hacia posiciones menos desventajosas desde las cuales pudieran hostigar al enemigo.

Para los norteamericanos empiezan ahora las dificultades, y ya se dice de ellos que están rendidos por la fatiga de las marchas forzadas y por el calor y que también sufren por la falta de víveres por no haber permitido desembarcarlos en los primeros días el estado del mar.

La Ilustración artística, Barcelona 4 de julio de 1898

 

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