El principio del fin. La verdadera historia de la destrucción del monasterio de Santa María de Ripoll en el año del Señor de 1835. III

Todos estos hechos debían ser parte para que los monjes vigilaran; y a no bastar éstos, se dice que recibían avisos de Barcelona, donde se había ya perpetrado el crimen. Después del incendio

de los conventos de Barcelona, en agosto de 1835, el capitán general Llauder… llegó fugitivo á eso de las once de la noche á Ripoll, acompañado de 700 ú 800 hombres, y se hospedó en la abadía….. A las tres de la madrugada marchó en dirección á Francia, y la tropa abandonada por su General volvió á Ripoll. El Comandante del regimiento, que era Don Quirico, avisó en la plaza á varios monjes á fin de que se guardasen. Así escribe un cronista ripollés, pero omite decirnos el dia del paso de Llauder por Ripoll. Sin embargo, por documentos emanados de la mano de Llauder sabemos que el 5 estaba en Vich y el 8 en Puigcerdà, y por lo mismo su estancia en Ripoll se efectuó en una de las tres noches que van desde el 5 al 8 de agosto. Poseo datos para creer que fué en la del 5 al 6.

Son del monje de este cenobio Don Joaquín Xifré las siguientes palabras: Tiempo antes de la catástrofe el Comandante de armas de Ripoll me encargó manifestara á los monjes la prudente conveniencia de que se retiraran del monasterio, en razón á que disponía de poca fuerza de ejército, y de que por lo mismo le sería difícil contener un ataque si se intentase.

… y de aquí sin duda que algunos de los cenobitas fuesen a encontrar al jefe del batallón, el cual les dijo que un atentado á veces difícilmente se evita, y así que les aconsejaba que pusieran a salvo cuanto pudiesen. Por este aviso sin duda, y por otros repetidos recibidos por los monjes, éstos sacaron o pusieron a salvo sus objetos de valor y papeles de importancia.

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