Guerra hispano-estadounidense. Recortes de prensa IX

Londres 5.

Los periódicos ingleses publican esta mañana un despacho que el almirante Sampson dirigió á su gobierno desde Siboney el 2 del corriente. Lo reproducimos solo á titulo de información. Dice así: «La escuadra del almirante Cervera trató de escapar de Santiago de Cuba, á las 9 y 30 de la mañana, pero á las dos de la tarde el último barco, el Cristobal Colón, encalló á sesenta millas al Oeste de Santiago, cayendo prisionero el almirante Cervera con 1.300 españoles. Las pérdidas de los americanos han sido un muerto y dos heridos.» Esta noticia merece confirmación.

La pérdida de la escuadra

Desde las primeras horas de la mañana han circulado por Madrid las más tristes noticias acerca de la suerte de la escuadra del almirante Cervera. La versión más generalizada era que había sido echada á pique por el enemigo, y que el general Cervera era prisionero de los americanos.

Los ministros de la Gobernación y Hacienda, al salir de Palacio de despachar con S. M. la reina, confirmaron en cierto modo la noticia, dando á los periodistas en síntesis el telegrama oficial que en otro lugar publicamos, con noticias de graves averías sufridas por los buques do la escuadra española, referencias hechas por los náufragos de los destroyers que llegaron á los fuertes de Santiago de Cuba.

El señor presidente del Consejo, con medias palabras, vino é decir lo mismo, añadiendo que esta tarde á las siete se reunirá el Consejo de ministros.

En el ministerio de Estado se ha recibido un despacho del ministro del Canadá, expedido en Montreal, cuyo texto es así, poco más ó menos: «En Washington se ha publicado un despacho oficial del almirante Sampson, anunciando que la escuadra española ha sido destruida al salir de Santiago de Cuba.»

La correspondencia de España 06/07/1898

Guerra hispano-estadounidense. Batalla de Santiago de Cuba VII

Londres 4, 12’35 t.

Telegrafían ahora de Washington que está oficialmente confirmado por despachos de Siboney, que el general Lawton ha penetrado en Santiago por la parte Nordeste y que se están batiendo españoles y americanos en las calles de la población.

Reyer.

Parte oficial yankee

Nueva York 4, 2t.

Comunican de Washington que el departamento de la Guerra ha publicado el siguiente despacho que el general Shaffter ha dirigido al ministro de la Guerra Mr. Alger, en contestación al telegrama en que éste le preguntaba por qué no había enviado al gobierno noticias con más frecuencia.

Dice así:

“Cuartel general del 5.º cuerpo de ejército, 3 de julio.

“No he telegrafiado porque estaba muy ocupado en seguir las operaciones y porque no quería enviar noticia alguna que no estuviera plenamente confirmada.

“Nuestra situación es precaria á causa de las dificultades que experimenta el Estado Mayor para procurar víveres á las tropas, á causa del vigor del combate y á causa de las cualidades guerreras desplegadas por el enemigo, que está establecido en una posición casi inexpugnable.—Firmado, Shaffter.

Azor.

La correspondencia de España 05/07/1898

Guerra hispano-estadounidense. Batalla de Santiago de Cuba VI

Nueva York 3,4 m.

Se esperan ansiosamente noticias de Santiago.

Coméntase vivamente el parte oficial de Shaffter, en el cual declaraba que sus tropas se hallaban solamente á tres ó cuatro millas de Santiago de Cuba.

Los últimos telegramas hacen subir el número de bajas americanas del combate del viernes á 1.300.

El ataque se reanudó ayer durante todo el día. Se dice que el número de víctimas de esta segunda jornada es muy grande también.

No se conoce concretamente ningún resultado preciso, ni hasta ahora lo tienen los despachos particularmente recibidos por Mac-Kinley y Alger.

Aunque los periódicos han seguido publicando extraordinarios anunciando grandes triunfos, la opinión se muestra reservada, pues le hace desconfiar el número creciente de bajas que se anuncian y la falta de precisión sobre las posiciones conquistadas en los partes oficiales.

Azor.

La correspondencia de España 04/07/1898

Guerra hispano-estadounidense. Crónica de la guerra X

Tropas afroamericanas

A las nueve de la mañana del dia 22 de junio último comenzó el desembarco de la expedición Sharter en las costas cubanas: avanzó la escuadra y empezó a bombardear simultaneamente Aguadores, Juragua, Cabañas, y otras posiciones al este y al Oeste de santiago, sosteniendo un violento fuego especiualmente frente a Punta Berracos, Baiquiri y Baconao, con el objeto de alejar de la playa las fuerzas españolas que hubiesen podido dificultar la operación.

Mientras los buques cañoneaban la costa, íbanse embarcando las tropas yankis, y en multiud de lanchas, protegidas por varios cruceros, llegaron á tierra una hora después de comenzado el cañoneo y desembarcaron en Baiquiri y Punta Berracos, auxiliados por mil insurrectos, al mando del cabecilla Castillo. Inmediatamente se formó el campamento en la misma costa, y entonces los rebeldes cubanos que habian permanecido ocultos entre los matorrales se aproximaron a los norteamericanos y fraternizaron con ellos.

Poco rato después desembarrcó el segundo destacamento, y á la una de la madrugada del día 23, según despacho expedido por el general en jefe del ejercito expedicionario, el completo de las tropas norteamericanas hallabase en tierra de Cuba, El general Linares, en cambio, telegrafiaba por su parte el día 24 que todavía continuaba el desembarco.

Las fuerzas desembarcadas son: 10.700 hombres de infantería con 501 oliciales; 3.153 jinetes con 108 oficiales; cuatro baterias ligeras y dos de sitio con 465 soldados y 18 oficiales; dos compañias de ingenieros con 200 hombres y nueve oficiales, y 45 soldados y dos oficiales telegrafistas.

La operación se realizó con mayor facilidad de la que el mismo general Shafter esperaba, demostrandose con ello que, apoyado por una potente escuadra, un desembarco dista de ser tan dificil como hasta ahora habia creído la generalidad de los que en asuntos miilitares se ocupan. Y es que por muy bien defendida que esté una costa, nunca faltará en ella un punto vulnerable por donde arribar a tierra un cuerpo expedicionario, si detras de él hay fuerzas navales suficientes para tener a raya a los que trataran de atacarles, nuestros soldados, sin embargo, lanzáronse denodadamente sobre los yankis pero ante la aplastante superioridad numérica hubieron de replegarse hacia posiciones menos desventajosas desde las cuales pudieran hostigar al enemigo.

Para los norteamericanos empiezan ahora las dificultades, y ya se dice de ellos que están rendidos por la fatiga de las marchas forzadas y por el calor y que también sufren por la falta de víveres por no haber permitido desembarcarlos en los primeros días el estado del mar.

La Ilustración artística, Barcelona 4 de julio de 1898

 

Guerra hispano-estadounidense. Batalla de Santiago de Cuba V

Ataque a Santiago

(de nuestros corresponsales particulares)

La primera batalla

El ataque es inminente

Nueva York 1, 5t.

Se dice aquí esta tarde, con carácter autorizado, que las tropas norteamericanas se disponen á dar inmediatamente el ataque á Santiago de Cuba desde las posiciones que ya ocupan.

Simultáneamente, las fuerzas que mandan Calixto García y los otros cabecillas saldrán á interceptar el paso de las fuerzas españolas que se dirigen á reforzar la plaza.

Azor

El parte oficial de Shaffter.

Nueva York 2, l0 m.

Se ha recibido en Washington un parte oficial del general Shaffter, fechado en Siboney.

Da detalles del combate, que fue, según declara, rudo, empeñado y muy sangriento.

Duró la batalla desde las ocho de la mañana hasta el anochecer.

Dice el general que consiguió apoderarse de las trincheras avanzadas de los españoles.

Añade que durante la noche las tropas norteamericanas, utilizando las posiciones adquiridas, se atrincheraron, para volver á tomar la ofensiva hoy mismo, y resistir á los españoles si vuelven á la carga.

Dice también que durante la noche, la división Lawton y la brigada Bates se habrán unido á la línea de combate formada en las posiciones adquiridas.

Shaffter afirma en su parte oficial que á las cuatro de la tarde de ayer fue ocupado el Caney por las tropas americanas, después de vigorosa resistencia de los españoles.

El parte oficial consigna que las tropas americanas han tenido cuatrocientas bajas.

Azor.

Otro parte de Shaffter.

Nueva York 2. 6’50 t.

Acaban de telegrafiar de Washington que, el departamento de la Guerra ha recibido un nuevo parte oficial de Shaffter relativo al combate de ayer.

El general norteamericano reclama con urgencia buques para transportar los heridos, para los cuales el clima y los medios de curación, escasos en proporción al número de bajas, pueden ser fatales, y reclama el envío inmediato de más parques sanitarios y de buques hospital.

Shaffter apoya estas peticiones en la creencia de que las bajas del combate de ayer superan á las anunciadas en sus anteriores despachos.

El número exacto de aquellas no puede aún precisar por las dificultades que, opone á la rebusca de cadáveres y heridos graves la espesura de los bosques.

Azor.

La correspondencia de España 03/07/1898

Guerra hispano-estadounidense. Batalla de Santiago de Cuba IV

(de nuestros corresponsales particulares)

Londres 30, 8’16 m.

Un telegrama de Jamaica al Standard asegura que han ocurrido 40 defunciones por el vómito en el campamento de las tropas norteamericanas de Shaffter desembarcadas en la provincia de Santiago de Cuba.

De Washington dicen en otro despacho que la epidemia de sarampión que se había declarado en las tropas á bordo de los transportes durante la travesía de Cayo Hueso á Cuba, se ha propagado entre las fuerzas desembarcadas, ocurriendo unos treinta casos diarios.

También telegrafían que Shaffter ha participado que en el campamento de Siboney se cuentan 150 casos diarios del vómito.

Otro despacho de Kingston al Standard anuncia que han comenzado á notarse casos de viruela entre las tropas españolas de Manzanillo.

Reyer.

Londres 30, 8’35 m,

Un telegrama de Nueva York anuncia que allí se asegura que el sábado cayó en una emboscada preparada por los españoles un numeroso destacamento de caballería yankee que trataba de aproximarse á Santiago de Cuba, siendo dispersado y haciéndosele gran número de bajas.

Reyer.

La correspondencia de España 01/07/1898

 

El combate de Juragua

Rough Riders

El combate de Juragua

Continuan los periódicos americanos publicando detalles relativos á este encuentro, cuyos resultados, á juzgar por el tono en que se expresan, han sido modificar radicalmente la idea que se tenía en los Estados Unidos del carácter de la guerra.

He aguí cómo refiere al suceso el corresponsal del Daily Telegraph, el más yancófilo, quizás, de los periodistas que asisten a la campaña.

«Eran las siete de la mañana, cuando los rough riders ( el regimiento de caballería de Nueva York, que manda el coronel Wood y el teniente coronel Roosewelt), entraron en el poblado de Altares. Después de un breve descanso, comenzaron a subir el largo y estrecho sendero que conduce á la gran Mesa, que cierra la ciudad de Santiago del lado del mar.

El sol comenzaba á molestar mucho á los soldados, que cargados con él equipo de marcha, caminaban trabajosamente de uno en fondo.

No hacía aire ninguno.

Varias paradas fueron necesarias antes de llegar á la Mesa, una docena de mulas llevaban las municiones de reserva, medicamentos, etc., y tanto las acémilas como las mulas que arrastraban la batería de montaña que iba con el 25.º de infantería, parecían también sufrir mucho por el excesivo calor.

Un cañón de sitio de dinamita había sido llevado por una sección de rough riders hasta Juragua, donde los soldados estaban descansando. El 10.º de caballería, desmontado, hacía la ascensión á la Mesa desde Altares, mientras el 71,º de Nueva York, que acababa de desembarcar, se estaba formando para disponerse á la misma operación.

Pronto se advirtió que el día iba á ser en extremo caluroso. La brisa de tierra había cesado, y las ligeras ráfagas de la del mar apenas movían las hojas de los contados cocoteros que se veían en la linea de marcha.

Aun no había andado la columna una milla, cuando los soldados comenzaron á arrojar las mantas y otras prendas, y pronto se vió á algunos salir de la fila y …. á la sombra de …..

Los individuos de la ambulancia que dirige el doctor Lamotte estaban todos ocupados, atendiendo á los numerosos casos de postración producida por el calor.

No había señal alguna del enemigo. De repente, en lo alto de la colina que se levanta á dos ó tres millas de distancia, al otro lado del valle que corre paralelo á la Mesa, se vio una linea de humo blanco, y luego otra, y luego otra en rápida sucesión. Mientras los roug-riders tenían la vista fija en este encuentro, de una manigua situada a unas doscientas varas del lugar que ocupaban salió una descarga, y unas veinte balas de Mausser pasaron silbando sobre las cabezas de los de la vanguardia.

– ¡Eh, muchachos, esto va con nosotros! – gritó el coronel Roosevelt, que caminaba cerca de la columna.

En el momento de ser atacados, marchaban por un sendero tan estrecho que sólo podían caminar de uno en uno.

– ¡Desplegad y á tierra! – mandó el coronel Wood.

El escuadrón L., que formaba la primera línea, se desplegó rápidamente, contestando con una descarga. El fuego no detuvo al enemigo, que avanzó al ataque con bravura descargando sus fusiles al mismo tiempo. El fuego era muy rápido para fijar la puntería, y la mayor parte de las balas iban muy altas.

El silbido de los proyectiles, al penetrar por el chaparral, afectó á los nervios a los rough riders, aunque pocos dieron señales de pánico, conservando la serenidad. El coronel Wood y el coronel Roosevelt pronto restablecieron la confianza, siendo reforzado el escuadrón L. por el escuadrón G. El enemigo siguió avanzando, sin embargo, y los soldados del coronel Wood se retiraron lentamente.

Entre tanto el ruido de los disparos advertía á los otros escuadrones á retaguardia, entrando éstos también en fuego, el cual llegó á ser terrible. Las balas del enemigo venían de diferentes lados sobre nuestra gente. Apenas comenzó el encuentro, varios de los rough riders rodaron sin vida, muertos por las balas enemigas.

El mismo corresponsal, en telegrama expedido al día siguiente desde Saboney dice:

«En las nueve millas que he tenido que recorrer hasta llegar aquí he encontrado el camino sembrado de mantas y ropa de abrigo, completamente impropia para una guerra en país tropical y para los movimientos de una expedición de este carácter. Muchos soldados, vencidos por el calor, no han podido seguir la marcha, y á uno de éstos que ha muerto lo hemos enterrado hoy. Cuéntanse entre ellos personas muy conocidas de la sociedad de Nueva York.

Ha, habido alguna confusión en el combate de ayer, durante el cual se dice que varios de nuestros soldados fueron heridos por sus camaradas, Se censura mucho…… ( aquí un tros estripat) … lo ocurrido como un principio desgraciado de las operaciones en tierra. »

El Liberal 1 de julio de 1898

La situación de los invasores

En Santiago de Cuba

(Por telégrafo)

Londres 30. – The Morvig Post ha recibido un telegrama de Nueva York anunciando que los españoles se han atrincherado fuertemente en Santa Úrsula.

Londres 30. – La situación de los americanos que desembarcaron cerca de Santiago de Cuba es muy crítica, según los últimos despachos.

Aumentan las bajas á causa dal vómito, las tifoideas y el sarampión. El calor es horrible, los víveres escasean y además resultan de mala calidad, pues los proveedores de los Estados Unidos se han propuesto explotar la guerra de una manera vergonzosa.

Los periódicos americanos formulan violentas quejas sobre el particular y al mismo tiempo manifiestan que es muy grande el desorden en la intendencia militar.

Ha continuado el bombardeo de Aguadores, pero no hay noticia de que haya surtido efecto. Ni ayer ni anteayer hubo ningún combate serio entre españoles y yankees, limitándose á tiroteos de las avanzadas.

La Unión católica viernes 1º de Julio de 1898

Periodistas en la Guerra de Cuba

La correspondencia de España 01/07/1898

De un artículo publicado ayer en El Globo por mi compañero Teodoro S. Creus, se desprende que la Renaixenxa —periódico barcelonés—ha emprendido una campaña contra los periodistas españoles porque no han auxiliado con las armas á los valerosos soldados que tan bizarramente pelean en las guerras coloniales.

La estrañeza que me ha producido tal afirmación de la Renaixenxa me determina, como iniciador y uno de los organizadores de las Escuadras de la Prensa de Cuba, á proporcionarle algunos datos que debe ignorar el colega catalán y que tratan precisamente de ilustrados compañeros en la prensa que voluntariamente han compartido y comparten en la actualidad con nuestro ejército las fatigas y penalidades de la campaña.

Las Escuadras de la Prensa que pelean en la guerra de Cuba á nombre de la prensa española, es un batallón de voluntarios aguerridos, iniciado por mí y organizado por D. César Pascual Castañón, auxiliado por el iniciador.

En la primera compañía de estas fuerzas se encuentran el segundo teniente D. Vicente de Diez Vicario, periodista que fue á Cuba representando El Globo.

Habiendo manifestado deseos de salir á operaciones este compañero, le nombraron— para movilizarle—capitán del batallón de voluntarios de artillería de la Habana, y aceptó después el modesto empleo de segundo teniente en la primera compañía de las Escuadras de la Prensa, quizás porque ostentaban tan honroso titulo.

En la misma compañía ingresó también con igual empleo, D. Vicente Vázquez Rodríguez, entonces corresponsal artístico del Heraldo de Madrid. Esta compañía, compuesta en sus comienzos de 204 plazas, quedó reducida nueve meses después á siete individuos, y sus oficiales postrados en el Hospital.

A Diez Vicario, en la primera operación que realizó su compañía en combinación con otras fuerzas del ejército allá por el rio Mosquito — trocha de Mariel-Majana,—le hirieron el caballo; y siendo algunos meses más tarde teniente, comandante de un fuerte de la trocha, le hirieron gravemente.

En mi compañía, que opera por Tunas de Zaza (Sancti-Spíritus), hay otro periodista —Eduardo Núñez Sarmiento,—que cuenta varios hechos de armas, teniendo ocasión de batirse bravamente con una numerosa partida insurrecta que trataba de tomar el fuerte defendido por un puñado de valientes, mandado por este querido compañero é improvisado teniente.

Últimamente, Vázquez Rodríguez, recién salido del Hospital, y destacado en el ingenio Neptuno (Artemisa), sostuvo nutrido fuego con el enemigo, viéndose en una situación comprometidísima.

La Renaixenxa puede informarse de todo lo expuesto, y de algo más, en las oficinas del Estado

Guerra hispano-estadounidense. Recortes de prensa VIII

Los yankees en Cuba

(de nuestros corresponsales particulares)

Nueva York 23, 5 t.

El generalísimo Miles ha dirigido un telegrama á Calixto García concebido en estos términos: «Estamos entusiasmados por su conducta con motivo del desembarco en Cuba del ejército americano. Recibid nuestras calurosas felicitaciones.»

Calixto, con objeto de corresponder al buen concepto que tiene formado de él Miles, ha dado órdenes severas para moralizar sus partidas, prohibiendo especialmente que tomen dinero de los americanos á cambio do los servicios que les prestan en el país, pues según parece, las tropas regulares yankees tratan á las bandas de insurrectos con algún desprecio y les suelen dar dinero á cambio de algunos servicios que les hacen en marchas y campamentos.

En el bando que con este motivo ha publicado García, se dispone que sea inmediatamente pasado por las armas todo cubano á quien se pruebe que ha tomado dinero de algún individuo del ejército aliado.

Azor.

La correspondencia de España 29/06/1898

Guerra hispano-estadounidense. Batalla de Guantánamo XIV

(de nuestros corresponsales particulares)

Nueva York 27, 8 m.

Dicen de Washington que el gabinete de informaciones del departamento de la Guerra ha recibido aviso de que España tiene concentrados 40.000 hombres en Santiago de Cuba.

El presidente Mac-Kinley, en visto de los primeros partes de Sampson y Shaffter, dándole cuenta de la facilidad con que se había ejecutado el desembarco, esperaba que Santiago se habría rendido ayer á los norteamericanos.

Estas cuentas galanas del presidente quedan desvanecidas por los cálculos, que basados en noticias posteriores y en el estudio de la marcha de la campaña, ha hecho el Consejo superior de la Guerra, Según esas autoridades militares se reconoce la imposibilidad de tomar Santiago con menos de 30 días de sitio.

Los partes oficiales fechados á bordo de la escuadra de Sampson, en los que se da cuenta de los combates de Juragua, consignan que la conducta de las tropas españolas y el brío con que combatieron á los norteamericanos fue admirable.

Añade que los prisioneros españoles que los norteamericanos hicieron al desembarcar hace dos semanas en la Caimanera, muestran un espíritu muy levantado, á pesar del estado de extenuación en que los habían puesto las inclemencias del clima y las fatigas de los combates reiterados que habían sostenido.

Dichos prisioneros, al conocer por los norteamericanos que los guardan el desembarco de las tropas de Shaffter, han manifestado su convencimiento de lo dura que será la lucha para los yankees, pues saben que sus compatriotas se resistirán hasta derramar la última gota de sangre, mientras uno pueda quedar en pie no dejará libre él paso á las fuerzas desembarcadas.

Azer.

La correspondencia de España 28/06/1898