Guerra hispano-estadounidense. Recortes de prensa V

La prensa inglesa.

La revista militar Navyand Army publica un resumen de los sucesos de la guerra en la última década, en el que, examinando las probabilidades de un combate entre españoles y norteamericanos, opina que éstos llevarían la peor parte.

«Los soldados españoles—dice—están ya aclimatados en Cuba, conocen aquel terreno, los mandan jefes muy experimentados en los tras años de guerra, están habituados á la lucha y desean ocasión de toparse con un enemigo que no rehuya el ataque.

La ira reconcentrada en los pechos de los soldados españoles—añade el articulista—por tanto esfuerzo estéril buscando es los campos rebeldes á un enemigo que hiere y se desvanece, encontraría ocasión admirable de manifestarse ante un cuerpo de ejército regular norteamericano que aguantase á pie quieto el osado ataque á la bayoneta de los soldados de España.»

Estos comentarios son tanto más interesantes, cuanto que procedan de un periódico que no es precisamente entusiasta de la causa de los españoles.

La correspondencia de España 15/06/1898

Guerra hispano-estadounidense. Batalla de Santiago de Cuba I

El ejército oriental.

He aquí las fuerzas qué componen el cuerpo de ejército de Cuba y Puerto Príncipe á las órdenes del general Pando.

Consta de cuatro divisiones, á saber:

División de Cuba.—General Linares.

Infanteria.—Batallones primero y segundo del regimiento de Cuba.—Primero y segundo del ídem de Simancas. — Batallones de Asia, San Fernando, Constitución, provisional de Puerto Rico, núm. 1, Príncipe, Toledo, Córdoba, Talavera y Zamora.

Caballería.—Tres escuadrones del regimiento del Rey y uno de la guardia civil.

Artillería.—Cuatro compañías del 10 de plaza y sexta batería del 4.º de montaña.

Ingenieros.—Tres compañías de zapadores minadores y dos de telégrafos.

Administración militar.—Una compañía de transportes.

Total: 13 batallones de infantería, cuatro escuadrones, una batería da montaña, cuatro compañías de plaza, cinco de ingenieros y una de administración militar.

División de Holguín.—General Luque.

Infantería.—Primero y segundo batallón del regimiento de la Habana.— Batallones de Aragón, Extremadura, provisional de Puerto Rico núm. 5, Vergara, Sicilia y segundo del segundo regimiento y segundo del tercer idem de infantería de marina.

Caballería.—Un escuadrón del regimiento de Hernán Cortés, un idem de la guardia civil.

Artillería.—Una batería del 4.º de montaña y una sección del 5.º idem.

Ingenieros.—Una compañía de zapadores minadores.

Administración militar.—Una compañía de transportes.

Total: nueve batallones de infantería, dos escuadrones de caballería, una batería y una sección de montaña, una compañía de ingenieros y otra de administración militar.

División de Manzanillo.—General García Aldave.

Infantería.—Primero y segundo batallón del regimiento de Isabel la Católica.—Batallones de Baza, Vizcaya, Andalucía, Alava, Unión y Alcántara.

Caballería.—Un escuadrón del regimiento del Rey.

Artillería.—Una batería de montaña.

Ingenieros.—Una compañía de zapadores minadores.

Administración militar.—Una compañía de transportes.

Total: ocho batallones de infantería, un escuadrón de caballería, una batería de montaña, una compañía de ingenieros y otra de administración militar.

División de Puerto Principe. — General March.

Infantería.—Primero y segundo batallón del regimiento de Tarragona.— Batallones de Almansa, cazadores de Cádiz, provisional de Puerto Rico núm. 2 y voluntarios de Madrid.

Caballería.—Dos escuadrones de Hernán Cortés, dos idem de Al fonso XIII, uno ídem de la guardia civil.

Artillería.—Una sección de montaña.

Ingenieros.—Una compañía de zapadores minadores.

Administración militar.—Una compañía de transportes.

Total: seis batallones, cinco escuadrones, una sección de montaña, una compañía de ingenieros y otra de administración militar.

Total del cuerpo de ejército.—Batallones de infantería, 36.—Escuadrones de caballería, 12.— Baterías de montaña, cuatro.— Compañías de plaza, cuatro.—ídem de zapadores minadores, seis.–Idem de telégrafos, dos.—ídem de trasportes, cuatro.

A lo cual hay que añadir todas las guerrillas locales, voluntarios, escuadras y demás milicias del país.

Todas estas fuerzas de ejército é irregulares son las llamadas á combatir con los norteamericanos que traten de atacar por tierra á Santiago de Cuba.

Además, en la trocha del Júcaro, y formando una división independiente, están las siguientes: Primero, segundo y tercer batallón del regimiento infantería de Alfonso XIII; batallones de Tarifa, Albuera, Reus, Chiclana, Llerena, Arapiles, Garellano y Murcia; regimiento de caballería del Príncipe, una compañía de zapadores minadores, cuatro de ferrocarriles y una de trasportes.

Total: 11 batallones, cuatro escuadrones una batería, cinco compañías de ingenieros y una de administración militar.

La correspondencia de España 14/06/1898

Guerra hispano-estadounidense. Batalla de Guantánamo II

Nueva York 13, 8’35 n.

Un despacho expedido á bordo del Dauntless, aviso fletado por la prensa asociada de Nueva York cerca de la escuadra de Sampson, da más detalles sobre el combate entre españoles y yankees que siguió al desembarco de Guantánamo.

Según dicho despacho, los americanos desembarcados formaron tres lados de un cuadro, protegidos por los cañones de los buques.

Los yankees tomaron posición en dicha forma en un profundo barranco dominado por espesos matorrales, en los cuales se habían emboscado los españoles.

Estos conservaron sus posiciones hasta media noche.

Solamente por el resplandor de sus descargas podían guiarse los norteamericanos para atacarles. Cuando cerró la noche los buques enemigos, por medio do sus proyectores eléctricos iluminaron la orilla, descubriendo asi varios grupos de españoles, que á favor de las sombras avanzaban sobre los yankees.

El ataque más formidable se produjo poco después de media noche.

Las fuerzas de los españoles, colocadas en la pendiente Sudoeste del barranco, dio una carga á los enemigos.

Estos, conservando la posición del cuadro, solamenta abierto por la parte del mar, contestaron á la carga con un fuego nutridísimo, de tal modo, que aún no habían llegado los españoles á los dos tercios de la pendiente, cuando las balas enemigas lo habían diezmado.

Sin embargo, los que no habían caído siguieron bravamente el movimiento, llegando tan cerca y mezclándose casi con las fuerzas enemigas da tal modo, que los oficiales americanos se vieron obligados á hacer uso de sus revólvers.

El choque fué encarnizado y sangriento.

El combate se prolongó todo el resto de la noche en encuentros parciales; pero al amanecer, los yankees, con tres piezas de montaña que habían desembarcado y que hasta entonces no habían puesto en batería por impedírselo la oscuridad de la noche, ametrallaron á los españoles que volvían á la carga á la bayoneta, consiguiendo solamenta rechazarlos así con el fuego de cañon de esta batería de montaña y del que volvieron á hacerles los barcos que apoyaban el desembarco.

El despacho consigna que principalmente dos soldados españoles se batieron con tal heroísmo y cargaron con tal furia, que causaron la admiración de las tropas americanas.

Este nuevo despacho, expedido del teatro de la guerra, consigna, como el que anteriormente ha trasmitido, los elogios unánimes que hace el enemigo de la bravura y audacia de los españoles.

Azor.

La correspondencia de España 14/06/1898

Guerra hispano-estadounidense. Recortes de prensa IV

Telegrama oficial

Pequeños encuentros.

Habana 12.

(Recibido el 13.)

Capitán general á ministro Guerra: Novedades de ayer: En Matanzas, partidas Bermúdez y Águila, de 200 hombres, intentaron entrar en Cumanayagua, siendo rechazados con bajas, entre ellas un titulado capitán; nosotros muerto un teniente de guerrillas y 12 heridos tropa.

En Villas, primera guerrilla batió partida, recogiendo 8 muertos de arma blanca, 2 de ellos titulados oficiales, y cogiendo 12 caballos y 6 armas. Batallón Cataluña, en Boca del río San Juan, batió partidas de Monteagudo y Ezquerra, haciéndoles 12 muertos y cogiéndoles 9 caballos, 4 armas de fuego, 8 blancas y un botiquín; nosotros 5 heridos.

En Santiago, uno acogido con armas.

Blanco.

La correspondencia de España 14/06/1898

 

Guerra hispano-estadounidense. Crónica de la guerra VII

Los norteamericanos parecen haber concentrado todo su interés sobre la plaza de Santiago de Cuba. ¿ Será porque la consideren realmente como base la más á propósito para sus acciones combinadas de mar y tierra en la isla? ¿Será simplemente por el deseo de hacer pagar cara á la escuadra del almirante Cervera, anclada en aquel puerto ( según la versión hasta ahora más anutorizada y según creencia de los comodoros Sampson y Schley), la treta que les jugó arribando a las costas cubanas sin que sus barcos pudieran estorbarle el paso, ni siquiera advertir su presencia? Eso ellos lo sabrán; pero sean cuales fueren las causas, el hecho es que no cejan en su propósito de apoderarse de aquella posición.

Hasta ahora, sin emhargo, no han logrado su empeño en ninguno de los tres ataques que contra la plaza llevan dirigidos. Del primero de ellos nos ocupamos en la crónica anterior, y sólo hemos de añadir que el crucero Cristobal Colón salió á alta mar persiguiendo á los buques enemigos hasta que se perdieron de vista.

No escarmentados con el fracaso de la primera intentona, en la madrugada del día 3 un crucero auxiliar yanki, el Merrimae, seguido de cerca por un acorazado, intentó forzar el canal que da entrada á la bahia; pero nuestras embarcaciones exploradoras, situadas fuera de la boca del puerto, sorprendieron este movimiento y no tardaron en romper el fuego contra los buques enemigos, secundandoles inmediatamente el crucero Reina Mercedes, anclado en la misma boca, las baterías de Socapa y Punta Gorda, los cazatorpederos y la estación de torpedos. Al poco rato el Merrimae, alcanzado por uno de éstos, se fué á pique viéndose el acorazado que le acompañaba obligado á retirarse, y quedando prisioneros un teniente de navio siete marineros del buque náufrago, sin sufrir por nuestra parte el menor daño, ni baja alguna.

Al dar cuenta almirante Sampson, pues él en persona lo dirigió, en vista sin duda del primer fracaso de Schley, del segundo ataque contra Santiago, le dice á su gobierno que logró echar á pique el Merrimae en el canal, de lo que se deduce que conscientemente había sacrificado aquel crucero de 4.000 toneladas á fin de obstruir la entrada del puerto y dejar por consiguiente encerrada á la escuadra del almirante Cervera. Si este era su propósiio, el calificativo más benigno que merece su ardid es el de inocente, pues bien debía alcanzarsele al comodoro que no era obra de romanos con los explosivos de que hoy se dispone quitar aquel estorbo, como realmente se ha quitado; y si con aquella manifestación quería disimular un descalabro y prevenir el mal efecto que la noticia de la pérdida del buque había de producir en los Estados Unidos…

La Ilustración artística, Barcelona 13 de junio de 1898</p

Guerra hispano-estadounidense. Batalla de Guantánamo I

Noticias yankees sobre lo de Guantánamo.

Nueva York 12,12 n.

Noticias recibidas de los corresponsales norteamericanos que están á bordo del aviso fletado por la prensa cerca de la escuadra de Sampson, dan los siguientes detalles sobre el desembarco que se insiste en afirmar verificado por los yankees en la bahía de Guantánamo.

Según ese despacho, desembarcaron primeramente cuarenta hombres de la tripulación del acorazado Oregon.

Verificado este primer desembarco, protegido por el fuego de los buques de guerra se adelantó el transporte Ponther, del cual desembarcaron seiscientos soldados de infantería de marina.

Estos quemaron las construcciones españolas y el pueblecillo situado cerca de la costa.

Según las noticias del despacho á que me refiero, el objeto de esta operación es reducir al silencio los cañones españoles que pudieran impedir el desembarco del grueso de las tropas americanas y apoderarse de los principales fuertes de la costa.

El Oregon volvió á hacer rumbo á Santiago.

La infantería de marina desembarcada quedará en Guantánamo, protegida por el Marblehead, el Vixen y el Dolphin, hasta que lleguen las tropas anunciadas de Tampa.

Azer.

La correspondencia de España 13/06/1898

 

Guerra hispano-estadounidense. Recortes de prensa II

El hijo de Cervera

Por la Coruña han pasado varios guardias marinas para incorporarse á la escuadra de reserva y algunos aspirantes que se dirigen con licencia á sus casas.

Entre estos últimos figura el joven don Pascual Cervera, hijo del jefe de la escuadra del Atlántico, el cual ha dicho á un redactor del periódico La Mañana:

«No porque sea mi padre, pero si por los propósitos que le animaban antes de estallar la guerra con los Estados Unidos, puedo asegurarle que con los pocos barcos que manda dará un buen disgusto á nuestros enemigos.

Va dispuesto á todo. La superioridad del enemigo es innegable, pero así y todo, creo fundadamente que aún en el desgraciado caso de una derrota, el escarmiento que los yankees sufran ha de ser durísimo.

Los barcos que manda mi padre son muy distintos á los que de un modo glorioso sa han hundido en Cavite.

Estos eran de madera casi en su totalidad, y montaban escasa y mala artillería; la escuadra «fantasma», como la llama el enemigo, ya es cosa distinta y difícil de exterminar con tanta facilidad.

Me voy á Puerto Real á reunirme con la familia, y allí abrigo la esperanza de recibir noticias que serán demostración palpable de que todavía no se han enmohecido los laureles y las inmarcesibles victorias alcanzadas por nuestra marina de guerra.»

La correspondencia de España. Madrid, 10 de junio de 1898.

Guerra hispano-estadounidense. Recortes de prensa I

Palomas viajeras.— Los yankees pierden ripio.

París 7, 8’15 n.

El jueves se lanzará gran número de palomas mensajeras desde un globo cautivo elevado á 500 metros.

Se harán experiencias de conducción de despachos por las palomas á distancias superiores á 200 metros.

Muchos norteamericanos residentes aquí se proponen estudiar esta experiencia para ver si es aplicable á la guerra actual.

Huertas.

La correspondencia de España. Madrid, 8 de junio de 1898.

Guerra hispano-estadounidense. Crónica de la guerra VI

Batalla naval de Santiago

El acontecimienlo más culminante ha sido el combate librado en aguas de Santiago de Cuba el día 31 de mayo próximo pasado. Antes de la una de la tarde situáronse frente á la bahía los buques yankis Iowa, Massachussets, Brooklyn, Texas, Orleans, Marblehead, Mineapolis, otro crucero y seis vapores convertidos en cruceros auxiliares al mando del comodoro Schley, rompiendo el fuego los cinco primeros. A las cuatro, nuestro crucero Cristobal Colón, que manda el Sr. Díaz Moren, salió del puerto, y colocándose en medio de la embocadura, comenzó á disparar, ayudado por los fuertes del Morro y Punta Gorda. En vista de esto, la escuadra enemiga, haciendo una evolución, pretendió enfilar la entrada de la bahía, pero recibida con nutrido fuego por el crucero, las fortalezas españolas y los cañones desembarcados del Maria Teresa, que disparaba en combinación con el Colón, hubo de emprender la huida, después de haber lanzado unos 70 proyectiles que no causaron el menor daño. En cambio, un proyectil nuestro cayó en la cubierta de un buque yanki causando muchos destrozos, dos granadas hicieron explosión en la popa del Iowa y se declaró fuego á bordo de otro crucero: en resumen, que catorce barcos norteamericanos hubieron de retirarse, muchos de ellos con averías, habiendo sido rechazados por un solo buque nuestro y por los fuertes de Santiago. Más vergonzosa derrota no puede darse, y bien se comprende que al tenerse noticias de ella en los Estados Unidos la opinión pública haya arreciado su campaña contra Schley, á quien califican de inepto los que más benévolamente le tratan.

La Ilustración artística, Barcelona 6 de junio de 1898

Guerra hispano-estadounidense. Crónica de la guerra V

“Santiago de Cuba, 19. Almirante de la escuadra al ministro de Marina. – Esta mañana he entrado sin novedad con la escuadra en este puerto. Cervera.”

La llegada de nuestra escuadra á Santiago de Cuba ha venido á demostrar: primero, lo muchísimo que valen los jefes, oficiales y tripulaciones de nuestra armada; segundo, que el bloqueo de Cuba no pasa de ser un deseo más ó menos platónico de los yankis; tercero, que Sampson y Schley con todos sus treinta poderosos buques han sido morabnenle vencidos por siete barcos españoles; y cuarto, que para luchar con pueblos que, aun débiles y moribundos, según la frase de lord Salisbury, tienen conciencia de su honor y quieren defenderse como su gloriosa historia les enseña que se han defendido siempre, se necesita algo más que baladronadas á nada conducentes, si no es al desprestigio de quíenes las han fomentado.

La Ilustración artística, Barcelona 30 de mayo de 1898