La publicación que os presentamos a continuación es la suma de una serie de artículos web publicados bajo el nombre de “El claustro de Santa Maria de Ripoll. Les piedras explican las historias que tus ojos dibujan”. Esta serie de artículos realizan un recorrido cronológico por diferentes historias inspiradas en los capiteles y impostas del claustro de Santa María que se convierte, a su vez, en un recorrido por la historia del monasterio de Ripoll desde el siglo XII hasta su destrucción a partir de 1835.
El claustro de Santa Maria de Ripoll XXII
Las piedras explican las historias que tus ojos dibujan
Imposta de la galeria Sud-Oriental del segundo piso, primera mitad del sigle XV, del taller de Tortosa, construida bajo los abadiatos de Ramon Descatllar i Palasol ( 1387-1408), Marc de Vilalba (1408-1409), Berenguer de Rajadell i de Boixadors ( 1409-1410) i Dalmau de Castellà i Despon ( 1410-1439).
Don Quijote i Perot Rocaguinarda II
Próximo a su fin novelesco, es cuando en el Quijote se hace más patente la afinidad del ideario del protagonista con el único personaje histórico que surge en el relato, Roque Guinart, frente al de los poderosos que afloran en
esta Segunda parte, como el Caballero del Verde Gabán y los duques;….
Parte SEgunda, Libro Octavo
Cap. LX. De lo que sucedió à Don Quixote yendo à Barcelona
Acudieron los bandoleros a espulgar al rucio, y a no dejarle ninguna cosa de cuantas en las alforjas y la maleta traía; y avínole bien a Sancho que en una ventrera que tenía ceñida venían los escudos del duque y los que habían sacado de su tierra, y, con todo eso, aquella buena gente le escardara y le
mirara hasta lo que entre el cuero y la carne tuviera escondido, si no llegara en aquella sazón su capitán, el cual mostró ser de hasta edad de treinta y cuatro años, robusto, más que de mediana proporción, de mirar grave y color morena. Venía sobre un poderoso caballo, vestida la acerada cota, y con cuatro pistoletes –que en aquella tierra se llaman pedreñales– a los lados. Vio que sus
escuderos, que así llaman a los que andan en aquel ejercicio, iban a despojar a Sancho Panza; mandóles que no lo hiciesen, y fue luego obedecido; y así se escapó la ventrera. Admiróle ver lanza arrimada al árbol, escudo en el suelo, y a don Quijote armado y pensativo, con la más triste y melancólica figura que pudiera formar la misma tristeza. Llegóse a él diciéndole:
–No estéis tan triste, buen hombre, porque no habéis caído en las manos de algún cruel Osiris, sino en las de Roque Guinart, que tienen más de compasivas que de rigurosas.
–No es mi tristeza –respondió don Quijote– haber caído en tu poder, ¡oh valeroso Roque, cuya fama no hay límites en la tierra que la encierren!, sino por haber sido tal mi descuido, que me hayan cogido tus soldados sin el freno, estando yo obligado, según la orden de la andante caballería, que profeso, a vivir contino alerta, siendo a todas horas centinela de mí mismo; porque te hago saber, ¡oh gran Roque!, que si me hallaran sobre mi caballo, con mi lanza y con mi escudo, no les fuera muy fácil rendirme, porque yo soy don Quijote de la Mancha, aquel que de sus hazañas tiene lleno todo el orbe.
Luego Roque Guinart conoció que la enfermedad de don Quijote tocaba más en locura que en valentía, y, aunque algunas veces le había oído nombrar, nunca tuvo por verdad sus hechos, ni se pudo persuadir a que semejante humor reinase en corazón de hombre; y holgóse en estremo de haberle encontrado, para tocar de cerca lo que de lejos dél había oído; y así, le dijo:
–Valeroso caballero, no os despechéis ni tengáis a siniestra fortuna ésta en que os halláis, que podía ser que en estos tropiezos vuestra torcida suerte se enderezase; que el cielo, por estraños y nunca vistos rodeos, de los hombres no imaginados, suele levantar los caídos y enriquecer los pobres.
Ya le iba a dar las gracias don Quijote, cuando sintieron a sus espaldas un ruido como de tropel de caballos, y no era sino un solo, sobre el cual venía a toda furia un mancebo, al parecer de hasta veinte años, vestido de damasco verde, con pasamanos de oro, greguescos y saltaembarca, con sombrero terciado, a la valona, botas enceradas y justas, espuelas, daga y espada doradas, una
escopeta pequeña en las manos y dos pistolas a los lados. Al ruido volvió Roque la cabeza y vio esta hermosa figura, la cual, en llegando a él, dijo:
–En tu busca venía, ¡oh valeroso Roque!, para hallar en ti, si no remedio, a lo menos alivio en mi desdicha; y, por no tenerte suspenso, porque sé que no me has conocido, quiero decirte quién soy: y soy Claudia Jerónima, hija de Simón Forte, tu singular amigo y enemigo particular de Clauquel Torrellas, que asimismo lo es tuyo, por ser uno de los de tu contrario bando; y ya sabes que este Torrellas tiene un hijo que don Vicente Torrellas se llama, o, a lo menos, se llamaba no ha dos horas. Éste, pues, por abreviar el cuento de mi desventura, te diré en breves palabras la que me ha causado. Viome, requebróme, escuchéle, enamoréme, a hurto de mi padre; porque no hay mujer,
por retirada que esté y recatada que sea, a quien no le sobre tiempo para poner en ejecución y efecto sus atropellados deseos. Finalmente, él me prometió de ser mi esposo, y yo le di la palabra de ser suya, sin que en obras pasásemos adelante. Supe ayer que, olvidado de lo que me debía, se casaba
con otra, y que esta mañana iba a desposarse, nueva que me turbó el sentido y acabó la paciencia; y, por no estar mi padre en el lugar, le tuve yo de ponerme en el traje que vees, y apresurando el paso a este caballo, alcancé a don Vicente obra de una legua de aquí; y, sin ponerme a dar quejas ni a oír
disculpas, le disparé estas escopetas, y, por añadidura, estas dos pistolas; y, a lo que creo, le debí de encerrar más de dos balas en el cuerpo, abriéndole puertas por donde envuelta en su sangre saliese mi honra. Allí le dejo entre sus criados, que no osaron ni pudieron ponerse en su defensa. Vengo a buscarte para que me pases a Francia, donde tengo parientes con quien viva, y asimesmo a rogarte defiendas a mi padre, porque los muchos de don Vicente no se atrevan a tomar en él desaforada venganza.
Roque, admirado de la gallardía, bizarría, buen talle y suceso de la hermosa Claudia, le dijo:
–Ven, señora, y vamos a ver si es muerto tu enemigo, que después veremos lo que más te importare. Don Quijote, que estaba escuchando atentamente lo que Claudia había dicho y lo que Roque Guinart respondió, dijo:
–No tiene nadie para qué tomar trabajo en defender a esta señora, que lo tomo yo a mi cargo: denme mi caballo y mis armas, y espérenme aquí, que yo iré a buscar a ese caballero, y, muerto o vivo, le haré cumplir la palabra prometida a tanta belleza.
–Nadie dude de esto –dijo Sancho–, porque mi señor tiene muy buena mano para casamentero, pues no ha muchos días que hizo casar a otro que también negaba a otra doncella su palabra; y si no fuera porque los encantadores que le persiguen le mudaron su verdadera figura en la de un lacayo, ésta fuera la hora que ya la tal doncella no lo fuera.
Roque, que atendía más a pensar en el suceso de la hermosa Claudia que en las razones de amo y mozo, no las entendió; y, mandando a sus escuderos que volviesen a Sancho todo cuanto le habían quitado del rucio, mandándoles asimesmo que se retirasen a la parte donde aquella noche habían estado alojados, y luego se partió con Claudia a toda priesa a buscar al herido, o muerto, don Vicente. Llegaron al lugar donde le encontró Claudia, y no hallaron en él sino recién derramada sangre; pero, tendiendo la vista por todas partes, descubrieron por un recuesto arriba alguna gente, y diéronse a entender, como era la verdad, que debía ser don Vicente, a quien sus criados, o muerto
o vivo, llevaban, o para curarle, o para enterrarle; diéronse priesa a alcanzarlos, que, como iban de espacio, con facilidad lo hicieron.
Hallaron a don Vicente en los brazos de sus criados, a quien con cansada y debilitada voz rogaba que le dejasen allí morir, porque el dolor de las heridas no consentía que más adelante pasase.
Arrojáronse de los caballos Claudia y Roque, llegáronse a él, temieron los criados la presencia de Roque, y Claudia se turbó en ver la de don Vicente; y así, entre enternecida y rigurosa, se llegó a él, y asiéndole de las manos, le dijo:
–Si tú me dieras éstas, conforme a nuestro concierto, nunca tú te vieras en este paso.
Abrió los casi cerrados ojos el herido caballero, y, conociendo a Claudia, le dijo:
–Bien veo, hermosa y engañada señora, que tú has sido la que me has muerto: pena no merecida ni debida a mis deseos, con los cuales, ni con mis obras, jamás quise ni supe ofenderte.
–Luego, ¿no es verdad –dijo Claudia– que ibas esta mañana a desposarte con Leonora, la hija del rico Balvastro?
–No, por cierto –respondió don Vicente–; mi mala fortuna te debió de llevar estas nuevas, para que, celosa, me quitases la vida, la cual, pues la dejo en tus manos y en tus brazos, tengo mi suerte por venturosa. Y, para asegurarte desta verdad, aprieta la mano y recíbeme por esposo, si quisieres, que no tengo otra mayor satisfación que darte del agravio que piensas que de mí has recebido.
Apretóle la mano Claudia, y apretósele a ella el corazón, de manera que sobre la sangre y pecho de don Vicente se quedó desmayada, y a él le tomó un mortal parasismo. Confuso estaba Roque, y no sabía qué hacerse. Acudieron los criados a buscar agua que echarles en los rostros, y trujéronla, con que se los bañaron. Volvió de su desmayo Claudia, pero no de su parasismo don Vicente, porque se le acabó la vida. Visto lo cual de Claudia, habiéndose enterado que ya su dulce esposo no vivía, rompió los aires con suspiros, hirió los cielos con quejas, maltrató sus cabellos, entregándolos al viento, afeó su rostro con sus propias manos, con todas las muestras de dolor y sentimiento que de un lastimado pecho pudieran imaginarse.
–¡Oh cruel e inconsiderada mujer –decía–, con qué facilidad te moviste a poner en ejecución tan mal pensamiento! ¡Oh fuerza rabiosa de los celos, a qué desesperado fin conducís a quien os da acogida en su pecho! ¡Oh esposo mío, cuya desdichada suerte, por ser prenda mía, te ha llevado del tálamo a la sepultura!
Tales y tan tristes eran las quejas de Claudia, que sacaron las lágrimas de los ojos de Roque, no acostumbrados a verterlas en ninguna ocasión. Lloraban los criados, desmayábase a cada paso Claudia, y todo aquel circuito parecía campo de tristeza y lugar de desgracia. Finalmente, Roque Guinart ordenó a los criados de don Vicente que llevasen su cuerpo al lugar de su padre, que estaba allí cerca, para que le diesen sepultura. Claudia dijo a Roque que querría irse a un monasterio donde era abadesa una tía suya, en el cual pensaba acabar la vida, de otro mejor esposo y más eterno acompañada. Alabóle Roque su buen propósito, ofreciósele de acompañarla hasta donde quisiese, y
de defender a su padre de los parientes y de todo el mundo, si ofenderle quisiese. No quiso su compañía Claudia, en ninguna manera, y, agradeciendo sus ofrecimientos con las mejores razones que supo, se despedió dél llorando. Los criados de don Vicente llevaron su cuerpo, y Roque se volvió a los suyos, y este fin tuvieron los amores de Claudia Jerónima. Pero, ¿qué mucho, si tejieron la trama de su lamentable historia las fuerzas invencibles y rigurosas de los celos?
Halló Roque Guinart a sus escuderos en la parte donde les había ordenado, y a don Quijote entre ellos, sobre Rocinante, haciéndoles una plática en que les persuadía dejasen aquel modo de vivir tan peligroso, así para el alma como para el cuerpo; pero, como los más eran gascones, gente rústica y desbaratada, no les entraba bien la plática de don Quijote. Llegado que fue Roque, preguntó a Sancho Panza si le habían vuelto y restituido las alhajas y preseas que los suyos del rucio le habían quitado. Sancho respondió que sí, sino que le faltaban tres tocadores, que valían tres ciudades.
–¿Qué es lo que dices, hombre? –dijo uno de los presentes–, que yo los tengo, y no valen tres reales.
–Así es –dijo don Quijote–, pero estímalos mi escudero en lo que ha dicho, por habérmelos dado quien me los dio.
Mandóselos volver al punto Roque Guinart, y, mandando poner los suyos en ala, mandó traer allí delante todos los vestidos, joyas, y dineros, y todo aquello que desde la última repartición habían robado; y, haciendo brevemente el tanteo, volviendo lo no repartible y reduciéndolo a dineros, lo repartió por toda su compañía, con tanta legalidad y prudencia que no pasó un punto ni defraudó nada de la justicia distributiva. Hecho esto, con lo cual todos quedaron contentos, satisfechos y pagados, dijo Roque a don Quijote:
–Si no se guardase esta puntualidad con éstos, no se podría vivir con ellos.
A lo que dijo Sancho:
–Según lo que aquí he visto, es tan buena la justicia, que es necesaria que se use aun entre los mesmos ladrones.
Oyólo un escudero, y enarboló el mocho de un arcabuz, con el cual, sin duda, le abriera la cabeza a Sancho, si Roque Guinart no le diera voces que se detuviese. Pasmóse Sancho, y propuso de no descoser los labios en tanto que entre aquella gente estuviese.
Llegó, en esto, uno o algunos de aquellos escuderos que estaban puestos por centinelas por los caminos para ver la gente que por ellos venía y dar aviso a su mayor de lo que pasaba, y éste dijo:
–Señor, no lejos de aquí, por el camino que va a Barcelona, viene un gran tropel de gente. A lo que respondió Roque:
–¿Has echado de ver si son de los que nos buscan, o de los que nosotros buscamos?
–No, sino de los que buscamos –respondió el escudero.
–Pues salid todos –replicó Roque–, y traédmelos aquí luego, sin que se os escape ninguno.
Hiciéronlo así, y, quedándose solos don Quijote, Sancho y Roque, aguardaron a ver lo que los escuderos traían; y, en este entretanto, dijo Roque a don Quijote:
–Nueva manera de vida le debe de parecer al señor don Quijote la nuestra, nuevas aventuras, nuevos sucesos, y todos peligrosos; y no me maravillo que así le parezca, porque realmente le confieso que no hay modo de vivir más inquieto ni más sobresaltado que el nuestro. A mí me han puesto en él no sé qué deseos de venganza, que tienen fuerza de turbar los más sosegados corazones; yo, de mi natural, soy compasivo y bien intencionado; pero, como tengo dicho, el querer vengarme de un agravio que se me hizo, así da con todas mis buenas inclinaciones en tierra, que persevero en este estado, a despecho y pesar de lo que entiendo; y, como un abismo llama a otro y un pecado a otro pecado, hanse eslabonado las venganzas de manera que no sólo las mías, pero las ajenas tomo a mi cargo; pero Dios es servido de que, aunque me veo en la mitad del laberinto de mis confusiones, no pierdo la esperanza de salir dél a puerto seguro.
Imagen del fondo de la BNE
Judías blancas con perdiz
Ingredientes para 4 personas:
Judías blancas 3/4 de kilo
1 perdiz y aceite de oliva
1 cabeza de ajos
Unas ramas de romero y tomillo
2 hojas de laurel y sal
Si se dispone de una olla de barro para la elaboración de las judías el sabor será inigualable y más propio
de la época, ya que el fuego de leña, complemento ideal para este plato es difícil de conseguir hoy en día, se colocan en ella las judías que habremos dejado en remojo la noche antes cubiertas de agua fría hasta que den el primer hervor; asustarlas con agua fría de vez en cuando para que no se deshagan.
La perdiz, el romero, el tomillo, estos dos últimos en una red de cocina para evitar que se dispersen en el guiso, el laurel y los ajos se añaden a un tiempo y se mantiene a fuego lento.
Para un buen resultado retirar la espuma cada 10 ó 15 minutos. Antes de echar la sal y un chorrito de aceite de oliva retirar las ramas de romero y tomillo. Dejar a fuego muy lento hasta el momento de servir. Las judías deben quedar jugosas sin mucho caldo y el que quede bien trabado.
El claustro de Santa Maria de Ripoll XXI
Las piedras explican las historias que tus ojos dibujan
Imposta de la galeria Sud-Oriental del segundo piso, primera mitad del sigle XV, del taller de Tortosa, construida bajo los abadiatos de Ramon Descatllar i Palasol ( 1387-1408), Marc de Vilalba (1408-1409), Berenguer de Rajadell i de Boixadors ( 1409-1410) i Dalmau de Castellà i Despon ( 1410-1439).
Don Quijote y Perot Rocaguinarda I
Fragmentos de mi cartera de viaje.
El jubileo de Schiller en Bérlin.
No puedo dejar de consignar aquí, en honor de Cervantes, una honrosa confesión de Schiller, en la cual dice que la creación de Carlos Moor, el primer personaje de su primera obra dramática, titulada: Los Ladrones (Die Rauher) se la debe al autor del Quijote. Carlos Moor, ha nacido de Roque Guinart, aquel célebre capitán de bandoleros con quien D. Quijote se encuentra, ya en sus postreras aventuras y camino de Barcelona.
Como Carlos Moor, Roque Guinart es el bandido magnánimo, de quien se separaron los capitanes de las compañías de Napóles, según dice Cervantes, admirados de su nobleza, de su gallarda disposición y estraño proceder, teniéndole mas
por Alejandro Magno que por ladrón conocido. «Roque Guinart es el bandido caballeresco que no hacia mal á mujer ninguna, que las protegía aún á riesgo de su vida y de cuya equidad en la repartición dé lo que se habia robado, queda Sancho tan satisfecho que esclama: «Según lo que aquí he visto, es tan buena la justicia que es necesario que se use aun entre los mesmos ladrones.»
Guillermo Matta, Berlín 17 de noviembre de 1859
La América ( Madrid, 1857)
Don Quijote sorprendido por la cuadrilla de Roque Guinart
Antonio Carnicero 1773
Tipos y caracteres regionales en el «Quijote»
Respecto á Cataluña, observaremos el gran elogio de Barcelona, á pesar que de aquel país salió, según se cree, el Quijote de Avellaneda. Lo más notable de esta parte de la obra és lo relativo al bandolero Roque Guinart, tipo que faltaba en el libro, que sólo nos había presentado los malhechores presos. El tipo del bandido catalán es sumamente interesante, pues une en él la valentía y la nobleza, bien extraña en aquella profesión; todos los bandoleros de su banda presentan los rasgos propios del genio catalán, siempre dispuesto á todo lo arriesgado. D. Antonio Moreno retrata la hidalguía catalana, siendo éstos los tipos notables de esta región que en el libro sobresalen.
Antonio Balbín de Unquera
El Álbum ibero americano 14-5-1907
PEROT ROCA GUINARDA; historia d’aquést bandoler, por Luis María Soler y Terol (con ilustraciones é impresión de gran lujo).—Manresa, any 1909.
Recordará el lector que en los capítulos LX y LXI de la segunda parte del Quijote, aparece en escena un bandolero catalán, Roque Guinart, que acompaña al héroe manchego á Barcelona y le muestra la grandeza de esta cindad.
Este personaje no fué una invención de Cervantess, sino que vivió en aquella época, de 1582 á 1614, ejerciendo el bandolerismo diez años seguidos, interviniendo en muchos acontecimientos de la historia de Cataluña, hasta que indultado y desterrado á Napóles, allí también da mucho que hablar y no poco que penar.
…….
Es curioso que siendo Roque Guinart solamente el jefe de uno de los bandos de Narros y Cadells que, á semejanza de los Güelfos y Gibelinos, en Milán, los Parfos y Médicis, en Florencia, los Beamonteses y Agrámonteses, de Navarra, y los Gamboínos y Oñatinos, de la antigua Vizcaya, perturbaban el estado social de la comarca catalana de Vich, el nombre de bandolero, simple jefe de bando, llegase á degenerar para no designar sino ladrones en cuadrilla, Narros y Cadells tenían á mucha honra llamarse bandoleros; y si este nombre se hizo sinónimo de malhechores, fué parque los enemigos, en las guerras, tenían costumbre de insultarse con los peores epítetos.
Nuestro Tiempo ( Madrid) 7-1909
DESDE BARCELONA
Antiguo y moderno
Y don Manuel de Melo va siguiendo la descripción de los catalanes del siglo XVIII con tan abundante siembra de adjetivos truculentos que no parece sino que la Catalufia de entonces era una tierra dividida entre gente pacífica y bandoleros.
Tal vez Melo subraye excesivamente la bárbara vida catalana de antaño; pero nos ha dejado la tradición excesivos nombres de capitanes de cuadrilla para no creer en la abundancia y en lo pródigo de sus desafueros. La literatura ha conservado el tipo legendario de D. Juan de Scrrallonga, y el mismo «Quijote» nos habla del bandolero Roque Guinart «cuya fama no hay limites en la tierra que la encierren», y aun antes cuando Sancho y Don Quijote tropiezan con racimos de bandoleros ahorcados, el buen hidalgo le dice a su escudero: «Por aquí los suele ahorcar la Justicia de veinte en veinte y de treinta en treinta, por donde me doy a entender que estamos cerca de Barcelona.» Y aún la literatura ni la leyenda hablan de otros bandoleros extraordinarios, como aquel D. Pedro de Santa Cilia, que llegó a matar a trescientas veinticinco personas «por sus manos o industria» —escribe Melo—. Todo lo cual, palabras del «Quijote», leyendas y enumeraciones históricas, demuestran que la Cataluña de antaño sobrepuja a la actual en desgobierno, en crimen y en ladroneria.
Mario Aguilar
La Libertad ( Madrid 1919)
DUELOS I QUEBRANTOS
Cervantes refiere que la dieta del hidalgo manchego, compuesta de “una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda”
Ingredientes para cuatro
personas:
3 huevos,
100 gramos de panceta de cerdo
Jamón y picadillo
Sesos de cordero
Aceite de oliva
1 cucharada de vinagre
Sal, pimienta y una hoja de laurel
Puestos manos a la obra lo primero es freír el jamón, la panceta en trozos, en una sartén amplia, utilizando la propia grasa que sueltan los torreznos. Se cuecen los sesos con el laurel, el vinagre y la sal, se limpian, se trocean y se saltean en un poco de aceite de oliva. Por último se baten los huevos, se salpimientan y se hace un revuelto con los ingredientes anteriores.
Si queremos darles un toque tradicional y exquisito se puede servir adornado con pan frito y combinado con setas.
El claustro de Santa Maria de Ripoll XIX
Las piedras explican las historias que tus ojos dibujan
Imposta de la galeria Sud-Oriental del segundo piso, primera mitad del segle XV, del taller de Tortosa, construida bajo los abadiatos de Ramon Descatllar i Palasol ( 1387-1408), Marc de Vilalba (1408-1409), Berenguer de Rajadell i de Boixadors ( 1409-1410) i Dalmau de Castellà i Despon ( 1410-1439).
La lucha antifeudal de los habitantes de Ripoll II
La etapa de convulsiones que removióla sociedad catalana a partir de mediados del siglo XIV tuvo también un reflejo puntual en la villa de Ripoll, en forma de protestas repetidas contra el dominio del monasterio. Concretamente, el 1353 los habitantes reivindicaron nuevamente la creación de un municipio consular, y como consecuencia de los avatares del conflicto una veintena de vecinos cabezas de familia tuvieron que huir de la ciudad y refugiarse en Vic. La protesta se repitió a finales de siglo, y en 1387 los vecinos consiguieron por segunda vez la constitución de un municipio consular al margen del control monacal, en este caso por concesión del papa de Aviñón Clemente VII, iniciador del Cisma de Occidente y considerado como “antipapa”. La vigencia de este municipio consular fue también efímera, entre el 19 de octubre de 1387 y el 12 de junio de 1388, ya que en esa fecha el abad de Ripoll obtuvo la ratificación plena de su jurisdicción sobre la villa por privilegio de Juan I en 1389. De esta época datan también reivindicaciones antibaronals de los vecinos de Olot, el otro gran centro urbano sometido a la jurisdicción del monasterio de Ripoll, para obtener municipio consular, cuya constitución fue concedida por privilegio del rey Martín el Humano el 15 de marzo del año 1400. En el año 1560 se produjo un nuevo pleito de los vecinos contra el monasterio para obtener la constitución de un municipio consular, pretensión que fue nuevamente denegada por sentencia de la Real audiencia.
En los primeros decenios del siglo XVII las disensiones entre los habitantes y el monasterio entraron en una fase de fuerte conflictividad, con la ejecución de acciones de intimidación y de represalia por parte del abad contra sus detractores en la población. Concretamente abundan los testimonios sobre los actos delictivos ejecutados por el abad Francesc de Pons contra los líderes de las reivindicaciones de los vecinos, y en estas actuaciones podemos advertir un trasfondo del clima de violencia y de inseguridad que ocasionaba en aquellas tierras la actividad de las cuadrillas de bandoleros. En este contexto el abad Francesc de Pons fue acusado de haber hecho asesinar a Vicens Vazia, notario, y Lluís Villalonga, así como de haber ordenado la ejecución de represalias contra Francesc Laguna, al que fueron arrancados los árboles frutales de sus propiedades, y la voz popular, de la que se hacía eco la acusación, señalaba “que el dicho abad era fautor de bandoleros. Este conjunto de extralimitaciones y violencias atribuidas al abad llevaron 165 vecinos a incoar un pleito para que fuera secuestrada la jurisdicción del monasterio, y la villa de Ripoll fue incorporada al dominio real, privilegio que ya había sido obtenido anteriormente de manos de Alfonso el Magnánimo en 1440. En el memorial redactado por los
vecinos se hace una descripción pormenorizada del clima de coacción y de amedrentamiento a que estaba sometida la ciudad, y se insiste en la connivencia del abad con las partidas de bandoleros, especialmente con el grupo de Perot Rocaguinarda, los cuales se habían convertido en una especie de milicia particular al servicio del monasterio y contra las reivindicaciones de los habitantes.
“ Aproximació a l’estudi del domini baronal del Monestir de Ripoll (1266-1719) per Josep M. Torras i Ribé” dins el marc del Primer Congrès d’Història Moderna de Catalunya 1984.
Receta sacada de « Arte de cozina, padsteleria, vizcocheria, y confiteria. Compuesta por Francisco Martinez Motiño, cocinero mayor del rey ( felipe III) nuestro señor» 1611
Platillo con membrillos:
Estos platillos podras hazer sin rellenos; tomaras los pollos, o pichones a medio cozer, y partirlos has en medios, o en quartos, y assentarlos has en un cazillo, o caçuela, y freiras tozino en dados, que sea muy menudo, y esté bien frito. Luego echa cebolla picada muy menuda, y friela, y echaras membrillos cortados delgados, como quié corta cebolla larga, y echarlos has en la sarten con la cebolla, y el tozino y frielo hasta que los membrillos este blandos, y echalo todo en el cazillo, de manera q queden cubiertos los pollos, o pichones; luego sazonaras con pimiéta y nuez, y xengibre, y canela, y echaras un poco de vino, y un poquito de vinagre, y cosa de seis onças de açucar, y echarle has caldo hasta que se vañe por encima, y cueça hasta que se apure, que quede como conseruado. Sirvelo sobre revanadas de pan tostado, y componlo con algunas torrijas, o algunas ubres de ternera tostadas. No los saques con cuchar, sino con el mismo cazito lo puedes echar en el plato, porque quede de la misma manera que està en el cazito. Estos platillos no es bueno hazerse muchos juntos, porque no se andé cuchareando, sino cada plato de por si, en caçuelas, o en cazillos. En lugar de los pollos, echenle lenguas de vaca cocidas.
El claustro de Santa Maria de Ripoll XVIII
Las piedras explican las historias que tus ojos dibujan
Imposta de la galeria Sud-Oriental del segundo piso, primera mitad del segle XV, del taller de Tortosa, construida bajo los abadiatos de Ramon Descatllar i Palasol ( 1387-1408), Marc de Vilalba (1408-1409), Berenguer de Rajadell i de Boixadors ( 1409-1410) i Dalmau de Castellà i Despon ( 1410-1439).
El gallo de Santa Caterina
La lucha antifeudal de los habitantes de Ripoll
A partir de esta descripción sumaria de los derechos que gozaba el monasterio, podemos deducir perfectamente la dureza del régimen señorial impuesto a Ripoll, y la indefensión a que eran sometidos sus habitantes desde el mismo momento de la fundación de la villa. No es de extrañar, pues, que los indicios de conflictividad generados por este dominio abusivo sean numerosos a lo largo de los siglos. El primer testimonio conocido sobre las disensiones entre el abad y los habitantes de Ripoll se remonta al año 1266, en que los vecinos incoar un pleito contra la jurisdicción que ejercía el abate sobre la población. A finales siglo XIII rebrota nuevamente el conflicto entre la población y el monasterio, y en este caso se obtuvo por primera vez la constitución de un municipio consular, aunque su funcionamiento debió ser muy efímero, ya que en 1297 fue concertada una transacción entre el abad y los habitantes, por lo que estos renunciaban – podemos suponer que bajo coacciones diversas- la elección de cónsules. A pesar de que las noticias sobre estos eventos sean escasas las repercusiones en la población debieron ser importantes, ya que su recuerdo perdura en el tiempo en forma de una celebración tradicional, conocida como la fiesta del Gallo de Santa Caterina. En su transcurso, y durante siglos, el pueblo mataba un gallo a palos, siendo el gallo el símbolo abacial (derivado de la etimología popular de Rivi-pullo), y con esta matanza se representaba la lucha contra la opresión del monasterio sobre la población. Un ceremonial de características similares fue ejecutado igualmente en el caso de Olot en 1400 para simbolizar también la liberación de la ciudad del dominio del abad de Ripoll, por privilegio de Martín el Humano. En este caso se construyeron dos castillos de madera alusivos a la jurisdicción del abad, que fueron derribados solemnemente a hachazos en presencia del procurador real y de los habitantes de la población.
“ Aproximación al estudio del domini baronal del Monasterio de Ripoll (1266-1719) por Josep M. Torras i Ribé” dentro del Primer Congreso de Historia Moderna de Catalunya 1984.
Sopa de pollo y canela
Para esta otra receta medieval vamos a necesitar lo siguiente:
Ingredientes:
Cuatro muslos de pollo
Jengibre
Clavos de olor
Vino tinto
Pimienta
Canela en rama
Sal
Almendras peladas
Grasa de cerdo
Primero tomamos una cacerola con agua, le ponemos los muslos de pollo y el vino tinto, se condimenta con sal y pimienta, y lo hervimos durante 45 min, luego retiramos el pollo y se guarda todo. Cogemos otra cacerola y la calentamos con la grasa de cerdo, hasta que se derrita por completo, luego vamos a tomar los muslos de pollo y los freímos en la grasa de cerdo hasta que se doren completamente, agregamos dos tazas del caldo que hicimos en primera instancia, colocamos ramas de canela, jengibre y clavos de olor al gusto, molemos las almendras en un mortero y se coloca, se deja hervir y que espese y a disfrutar esta sopa de pollo con canela.
El claustro de Santa María de Ripoll XVII
Las piedras cuentan las historias que tus ojos dibujan
Imposta de la galería Sur-Oriental segundo piso, primera mitad del siglo XV, del taller de Tortosa, construida bajo los abadiatos de Ramon Descatllar y Palasol (1387-1408), Marc de Vilalba (1408-1409), Berenguer de Rajadell y de Boixadors (1409-1410) y Dalmau de Castellano y Despon (1410-1439).
Predominio de los monasterios sobre villas y ciudades.
No cabe la menor duda de que el marco monástico continúa siendo en el siglo XI, y en menor medida en el siglo XII, el más favorable al desarrollo de la cultura y del arte. La espiritualidad mística, el arte románico se recrean en los conventos. Cluny y la gran iglesia del abad Hugo (1049-1109) simbolizan esta preeminencia monástica en el alba de los nuevos tiempos. El Cister, sus hijas y sus nietas, la iban a continuar, aunque con otros medios.
Pero la translatio cultural que hace que la primacía de los monasterios pase a las ciudades se manifiesta claramente en dos ámbitos principales: la enseñanza y la arquitectura.
En el transcurso del siglo XII las escuelas urbanas se adelantan de forma decisiva a las escuelas monásticas. Los nuevos centros escolares, salidos de las escuelas episcopales, se independizan de ellas en lo referente al reclutamiento de sus maestros y de sus alumnos y en lo que atañe a sus programas y a sus métodos.
La civilización del Occidente Medieval. Le Goff
Desde el siglo XII-XIII, cambió su situación. Aunque siguió siendo un centro de intenso comercio, en este momento pasó a ser especialmente un centro de producción de bienes, de ideas y de modelos culturales y materiales. Las ciudades tomaron la iniciativa en todo. Los que mejor entendieron esa fuerza impulsora de las ciudades del siglo XIII fueron los superiores de las nuevas órdenes mendicantes – franciscanos, agustinos y carmelitas – que se enraizaron en el centro de las ciudades. En la ciudad predicar era cuantitativamente más provechoso (había más gente), y cualitativamente más necesario (la moral era más laxa). Además, a través de las ciudades la predicación influiría sobre el campo (ciudad como productora de modelos culturales que se exportan hacia el campo).
Le Goff – La ciutat com a agent de civilització (1200-1500)
La Jurisdicción Civil del abad del monasterio de Santa María de Ripoll era muy discutida y disputada por buena parte de ripolleses. Los abades a partir del siglo XIII se encontraron a menudo obligados a defender sus prerrogativas civiles. Los hombres de Ripoll aprovechaban cualquier evento que les hiciera posible conseguir la deseada constitución de consulado o municipio. Fue una aspiración mantenida apasionadamente en el transcurso de seis centurias. Fue alcanzada varias veces, pero, esporádicamente y en general de poca duración.
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El primer intento fue el 4 de diciembre de 1295
En esta fecha los ripolleses intentaron por primera vez la constitución de consulado. Fracasaron rápidamente. Parte de los hombres reunidos en la capilla de Sant Eudald se sublevaron, pero, no consiguieron sus aspiraciones, y fueron castigados.
Pollo asado con higos:
Aquí traemos una receta medieval con pollo que aún se mantiene en vigencia, es el pollo asado con higos, y para esto lo haremos de la siguiente manera
Ingredientes:
Dos cebollas
Un pollo entero
Azúcar moreno
Pimienta
Sal
Romero
15 higos maduros
Se hace una salmuera tomando 300 grs de sal y 3 litros de agua y se revuelve, se sumerge el pollo entero en esta salmuera hasta el otro día y comenzamos la preparación. Esto lo dejara tierno y sabroso. Se rellena el pollo con los higos, trozos de cebolla y romero, se coloca en una bandeja y se rodea con higos y cebolla en trozos, se le coloca pimienta espolvoreada y azucar moreno, se lleva el pollo al horno y se hornea unos 50 min a 200° hasta que este quede bien cocido y dorado, lo podemos ir rociando con su propio jugo en ocasiones, se saca y se sirve en presas con los higos ya asados.
El claustro de Santa María de Ripoll XVI
Las piedras cuentan las historias que tus ojos dibujan
Capitel de la galería sudoriental, siglo XIV. Obrada por el taller de Jordi María bajo la abadiato del abad Ramon Descatllar y de Palasol (enero 1387 – 09 1408)
En la ciudad de Manresa se documentó el primer judío hacia el año 1274. De hecho es durante la segunda mitad del siglo XIII, cuando los judíos, dedos “catalanes”, aparecen en la documentación y por lo tanto podemos afirmar con rigor histórico la su presencia real en nuestro país. Por ejemplo en Vilafranca del Penedès y Tarragona la presencia de judíos comienza en 1257; en Puigcerdà, en 1260; Cervera y Montblanc, en 1261; en Balaguer, en 1263; en Vic, en 1266; en Santa Coloma de Queralt, en 1272 y en Camprodon y Agramunt el 1273. La aljama de la ciudad de Manresa -según el historiador Albert Benet- se formó por la inmigración de judíos de otras comunidades de Cataluña, y se ha documentado que vinieron de Barcelona, Berga, Cardona, Granollers, Vic, Ripoll, Villafranca, Camprodon, Besalú o incluso de Montpellier, que en aquellos años formaba parte del patrimonio condal del rey Jaume I.
La gran suerte que tenemos los historiadores manresanos es la disposición de los llamados Libros de los Judíos. Son 18 libros en total, que forman parte del fondo notarial conservado en el Archivo histórico de la ciudad de Manresa. Las escrituras están fechadas entre el periodo 1294 y 1391 y fueron autorizadas por el notario Jaume de Artés. La ciudad de Manresa, como muchas ciudades y villas medievales, tuvo dentro los muros de su ciudad una comunidad judía, centrada en el callejón llamado aún hoy Bajada de los Judíos, que se encuentra justo al lado derecho de la Casa de la Villa y llega hasta la calle Na Bastardes. Destaca el Liber secretariorum aliame Judeorum Minorise, los dos únicos ejemplares de este género de liber iudeorum conservados en Cataluña, el más extenso. Contiene un registro de documentos en general relacionados con la fiscalidad de la aljama de Manresa, validados entre 1342 y 1353. El Archivo Comarcal del Bages de Manresa, dispone de una de las series de libri iudeorum más completas de Cataluña, junto con las de Castelló d’Empúries, Vic y Besalú. El primero de estos volúmenes arranca en 1294 y el último termina cerca de cien años después, en 1392, un año después de los terribles pogroms (ataques a los callos) que sufrieron diferentes villas de nuestro país.
JUEUS A MANRESA – JOAQUIM SARRET I ARBÓS
Origen y desaparición de los judios en Manresa (1294-1392)
Acuerdos fiscales de prestadores judios forasteros en el
Liber secretariorum aliame judeorum Minorise
(Manresa, 1343-1346)
Bizcocho de nueces
Ingredientes:
· 7 huevos
· 250 grs. de nueces
· 50 grs. de fécula de patata
· 175 grs. de azúcar
· 1 cucharadita de canela molida
· Unas gotas de vainilla
Preparación – Elaboración:
Batir las yemas con el azúcar.
Agregar las nueces molidas y la fécula de patata.
Batir las claras a punto de nieve con tres cucharadas de azúcar e incorporarlas suavemente a la mezcla.
Engrasar un molde, echar la masa y hornear a 170º
El claustro de Santa María de Ripoll XV
Las piedras explican las historias que tus ojos dibujan
Capitel de la galería sudoriental, siglo XIV. Obrada por el taller de Jordi María bajo la abadiato del abad Ramon Descatllar y de Palasol (enero 1387 – 09 1408)
Notas de Sr. D. Tomás Raguer sobre el libro de Carles Rahola “Los judíos en Cataluña”, fragmento del capítulo VII Emplazamiento de la judería de Girona:
“La judería gerundense merece, por su importancia y renombre capítulo aparte.
Parece que la primera noticia que se conoce era un documento del año 983, que se conservaría en el archivo de Ripoll, del cual se infería que el conde beneficiario de Besalú había adquirido a los judíos el alodio llamado judaiquer, del condado de Besalú y establecido dichos hebreos en Gerona “.
Cementerio de los judíos
Foso de los judíos = campo de los judíos
Notas S. Tomás Raguer
Ninguna noticia he podido encontrar de los judíos de esta villa sino esta. A principios de siglo XVII (la primera vez que lo encuentro) era un campo cultivado pero con el nombre de cementerio de los judíos, que denota su origen, perdurando hasta ahora.
La primera noticia la he encontrado en un llebador de San Pedro (C-7 pag 9) “19 (marzo) hace Rafael de .. cerrajero de la presente ciudad por un campo que tiene cerca del puente de la madera a mano izquierda yendo hacia Ribes lo cual campo le fue dado en dote y se dice el cementerio de los judío veinte y cinco sueldos es cierto que los paga Antich Mourell tejedor.
Por los años de 1648 a 58 este campo era propiedad del notario Francesch Companyó como se ve en pleito a la comunidad de St. Pedro, por cuestión de un censal (letra T N78 plech III- ASP) y el campo está muy bien limitado. “Una pieza de tierra detenida de tres jornales poco más o menos llamada el campo de los judíos situada en la parroquia de Ripoll sobre el puente de la madera y Canal del Corral que tiene frente de las dos partes con el dicho canal de otro parte con tierras del camino Real y de otro parte con tierras del mas Surribes “En la fecha del pleito 1673 era propiedad de Sebastián Molinou zapatero (mismo T 78 y r. 138).
En un pleito de 1755 entre cabiscol del monasterio y algunos agricultores por cuestión del diezmo del maíz consta el terreno adonde tenía dicho a diezmar del cabiscol que el dicho terreno lo tenia situado a sol naciente con el torrente “vulgarmente nombrado del Puente de la madera alias de los Xacons “.
En el inventario de los bienes de la farmacia Rager y Dou de Pellicer hecho por su hijo en Peix Pellicer y Pagés 1873 (me facilitada copia auténtica fracisco Graells) consta el martinete del Sant y dice ser en “el termino de esta villa y pago llamado La Cruz de Corral con un huerto y demás tierras cultivadas y yermas anexas, conocidas las primeras con el número de Campo o Foso de los judíos “.
Letuario de membrillo
La planta del membrillo procede de Oriente Medio, crece sin problemas en el clima mediterráneo y su fruto es una excelente fuente de vitaminas, fibra y minerales pero, ya que su ingesta va acompañada de mucho de azúcar, hay que tomarla con moderación. Combina muy bien con queso y frutos secos.
En la gastronomía sefardí, el membrillo o bimbrio es muy popular, y se cree que fue incorporado a la tradición por la influencia árabe.
Ingredientes:
· 1 kg de membrillos
· 800 grs. azúcar
· 10 clavos comestibles
· 5 ramitas de canela
· Agua
Preparación – Elaboración:
Lavar y secar los membrillos. Pelarlos y cortar en gajos. Poner parte de las pieles en una gasa y hacer un atillo.
En una cacerola colocar los gajos de membrillo y el atillo. Cubrir con agua a ras de los gajos. Agregar el azúcar, los clavos y la canela en rama.
Tapar y cocer a fuego moderado. Cuando estén tiernos, destapar y cocer a fuego muy lento hasta que se espese el almíbar y tome un color vino.
El claustro de Santa Maria de Ripoll XIV
Las piedras explican las historias que tus ojos dibujan
Imposta de la galeria Sud-Oriental del segundo piso, primera mitad del segle XV, del taller de Tortosa, construida bajo los abadiatos de Ramon Descatllar i Palasol ( 1387-1408), Marc de Vilalba (1408-1409), Berenguer de Rajadell i de Boixadors ( 1409-1410) i Dalmau de Castellà i Despon ( 1410-1439).
SENTENCIA DE UN PROCESO DE BRUJERÍA EN RIPOLL DURANTE EL SIGLO XIV
Josep Ribas Solà
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El segundo elemento es el orinal que utiliza Berenguera, con la ayuda de una mujer judía, en el hechizo de visualización de Francisco Dacs. En cuanto a la mujer judía, es poco probable que se trate de Elisenda de Coma, ya que, si éste fuera su origen, el redactor del texto lo habría mencionado claramente. Seguramente, la mujer judía es otra persona que no es encausada en este juicio. Este hecho es significativo, porque documenta una persona de este colectivo dependiente de la monarquía en Ripoll en el siglo XIV.
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LOS JUDÍOS EN LAS TIERRAS CATALANAS HASTA EL 1492
Andreu Lascorz
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Había comunidades judías en Perpinyà, Colliure, Peralada, Villefranche de Conflent, Figueres, Besalú, Ripoll, Camprodon, Pals, Girona, Torroella de Montgrí, Castelló d’Empúries, Puigcerdà, la Seu de Urgell, Berga, Vic, Solsona , Cardona, Camarasa, Agramunt, Moià, Manresa, Balaguer, Cervera, Tàrrega, Vilafranca del Penedès, Granollers, Sabadell, Barcelona, Fraga, Tortosa, Tarragona, Santa Coloma de Queralt, Montblanc, Valls, L’Aleixar, Falset, Reus, Prades, Morella, San Mateo, Castellón de la Plana, Figueroles, Onda, Villarreal, Burriana, Segorbe, Sagunto, Valencia, Llíria, Alzira, Xàtiva, Vallés, Gandía, Denia, Albaida, Llutxent, Bocairent, Alcoy, Cocentaina, Alicante, Elche, Orihuela, Mahón, Inca, Palma … Y en lugares tan ligados a nuestra historia como Montpellier o Monzón.
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El siglo XIII se convirtió en la edad de oro para los judíos catalanes, que llegaron a representar entre 2 y el 4% del total de la población.
La vida judia en el reino de Aragón entre los siglos XII y XV
Notas de Sr. D. Tomás Raguer sobre el libro de Carles Rahola “Los judíos en Cataluña”, fragmento del capítulo VII Emplazamiento de la judería de Girona:
“La judería gerundense merece, por su importancia y renombre capítulo aparte.
Parece que la primera noticia que se conoce era un documento del año 983, que se conservaría en el archivo de Ripoll, del cual se infería que el conde beneficiario de Besalú había adquirido a los judíos el alodio llamado judaiquer, del condado de Besalú y establecido dichos hebreos en Gerona “.
Una versión del Almodrote ( moretum) de berenjenas procedente de un recetari Marroquí
Almadroch d’albergínia
Ingredientes:
Berenjenas
Una cebolla
Ajos
Un huevo cocido
Cilantro y menta fresca
Aceite de oliva, sal y pimienta
Queso de cabra semicurado
Empezaremos asando la berenjena, previamente, habremos reservado un cilindro de la misma, vaciamos y también asamos. Hacemos el almodrote, machacando en el mortero un par de ajos, el huevo picado, la menta y el cilantro, ligamos con el aceite, como si hiciésemos una mayonesa, añadimos el queso previamente rallado.
Una vez asadas las berenjenas, picamos a cuchillo sin pelar, mezclamos con la salsa del almodrote,
salpimentamos, rellenamos el cilindro que habíamos reservado de la berenjena, cubrimos con queso rallado y gratinamos. Acompañamos con unas aceitunas negras y unas tortas de pan ácimo.
El pan ácimo, es el pan más antiguo que se conoce y el más consumido por la humanidad.
No es más que un pan sin levadura y sin fermentación. Es el pan por excelencia de la cocina judía. También conocido como Matzá y es elaborado única y exclusivamente, con harina integral y agua, de forma redonda o cuadrada. Presente imperiosamente en el Pésaj (Pascua judía).
Según los estatutos que Dios mandó a Israel, al poseer la tierra prometida, estaba el celebrar la festividad de los panes sin levadura. Esta festividad, que es de siete días, empezando el día 15 del primer mes de Israel, justo después de celebrar la Pascua, en la que el plato principal era comer el cordero, con pan ácimo y ensaladas amargas.
Para elaborar el Matzá, solo se pueden utilizar los granos de trigo, cebada, espelta, centeno y avena y no pueden haber sido utilizados en cualquier otra receta durante la Pascua.
El claustro de Santa María de Ripoll XIII
Las piedras cuentan las historias que tus ojos dibujan
Imposta de la galería Sur-Oriental del segundo piso, primera mitad del siglo XV, del taller de Tortosa, construida bajo los abadiatos de Ramon Descatllar y Palasol (1387-1408), Marc de Vilalba (1408-1409), Berenguer de Rajadell y de Boixadors (1409-1410) y Dalmau de Castellano y Despon (1410-1439).
Páginas miniadas del libro de los Reyes, escrita en hebreo en escritura semi-cursiva sefardí. Adjudicadas a Jacob ben Joseph de Ripoll, último cuarto del siglo XIV, 1384, 1375 a 1399 proveniente de Solsona. Actualmente depositadas en la British Library Kings Collection. UK.
El Tanaj (también escrito Tanakh, Tanach o Tenaka), la Biblia hebrea, es el conjunto de veinticuatro libros canónicos dentro del judaísmo. Se divide en tres grandes partes: la Torá (Ley), los Nevi’im (Profetas) y los Ketuvim (Escritos). El libro de los reyes (melajim), es uno de los libros integrantes de Nevi’im o los Profetas.
Almodrote de berenjenas
Las recetas de almodrote ya se encuentran en el libro de Sent Soví (siglo XIV)
Ingredientes:
2 berenjenas
2 cebollas grandes
200 grs de queso de cabra
Una oblea de pan ácimo, o miga de pan de pan candeal
aceite, sal, limón y comino
Este plato se debe hacer en la parrilla o dentro de las brasas pero siempre con fuego de leña para que se ahumen un poco las berenjenas. Deben hacerse lentamente hasta que queden bien blanditas. Se pelan y se cortan en tiras.
Se hace lo mismo con las cebollas y se ponen conjuntamente en un recipiente de barro.
Se añade el pan ácimo y el queso desmigado, se aliña con aceite de oliva crudo, sal, limón y comino.
La receta nos recuerda mucho, a parte del uso del queso, a la actual “escalivada”.
Es muy típico servirlo en la fiesta de Pesaj.