De Ripoll al hostal de “la Corda”

Antiguo hostal del municipio de Olot, instalado en una gran masia del siglo XVII. El 26 de marzo de 1875, tuvo lugar la entrevista secreta de los generales Arsenio Martínez Campos y Francesc Savalls.

La correspondencia de España. Crónica de Cataluña del dia 03-11-1875

Olot, 27.-Por el cable habrá llegado á la redaccion de la Correspondencia el despacho que ayer mañana envié á Barcelona desde Ripoll anunciáodole la captura de dos cañones Krup y dos obuses de bronce, verificada en las inmediaciones de aquel punto en la mañana del espresado dia. Los Krups eran los cogidos por los facciosos en Castellon de Ampurias este año pasado cuando la pequeña columna de Moya, agotadas ya sus munioiones, se vió envuelta por fuerzas quintuplicadas y tuvo que refugiarse con grandes pérdidas en Figueras. Los obuses procedian de Agramunt, donde los hallaraon tambien los carlistas el pasado año. No quedan ya á los facciosos mas que dos cañones lisos de montaña que tienen escondidos y que se espera encontrar, pues se sabe hasta donde los ocultan.
La captura de las espresadas piezas se ha verificado por el teniente de la escolta del general en jefe, señor Borri y Saenz de Tejada, el cual salió de Ripoll á las tres de la madrugada con 40 infantes, l0 caballos, algunos voluntarios y la persona que designó al general el punto donde se hallaban enterradas las piezas.
Las piezas estaban enterradas en un campo sembrado y á cinco palmos de la superficie, donde no alcanzaba el arado. Apenas amaneció los soldados comenzaron á esplorar el terreno con las bayonetas y los voluntarios con palas que llevaban al efecto: al fin se dió en duro y bien pronto se descubrió un cañon, luego un cierre y consecutivamente todo lo que se buscaba. La algazara de los soldados fué grande y embargadas unas carretas de los próximos caserios se pusieron en ellas las piezas y fueron cónducidas á Ripoll. Como el teniente señor Laserta, tambien de la escolta, descubrió el dia antes las cureñas, los cañones y obuses quedaron montados ayer mismo en Ripoll: unos y otros se hallan en muy buen estado.
Bajo la impresion de este agradable suceso salimos de Ripoll en la mañana de ayer con direccion á esta pintoresca villa de Olot. Venian con nosotros algunas compañias de cazadores de Barcelona, por si el enemigo intentaba hacer alguna de las suyas en las terribles posiciones que le ofrecia el camino. Este era de lo mas deplorable que puede imaginarse: figúrese el lector un barranco de tres ó cuatro leguas dominado á la derecha por la elevada sierra de la Magdalena y á la izquierda por la que le separa de San Juan de las Abadesas : las posiciones eran verdaderamente inespugnables: el camino un sendero cuajado de peñascos, donde apenas se podia ir al paso, y el territorio que abarcaba la ansiosa mirada una selva de pinos, donde no se oia resonar la voz humana, ni apenas se veian señales de existir el hombre.
Por aquel camino deplorable fuimos cerca de cuatro horas, que al fin divisamos el negro y sombrio torreon de Vallfogona, punto de prision de la mayor parte de aquellos infelices, que en numero de mas de 200 fueron fusilados per Saballs, los unos en el cementerio del mismo pueblo los otros en Llaers.
El recuerdo de aquella hecatombe á la vista del sitio donde se preparó y llevó á cabo en parte, produjo en mi alma un sentimiento de profunda tristeza: ¡pobres mártires de la patria! ¡pobres victimas de la saña de nuestros enemigos¡
El cura y el ayuntamiento de la poblacion salieron á saludar al general en jefe que les contesó dos palabras, y sin querer enterarme de lo que habian dicho, me dirigí á saludar al bravo coronel Fuentes, ayudante del señor Martinez Campos, que nos esperaba allí con el batallon de cazadores de Llerena. Quedáronse con él las compañias que vinieron con nosotros y despues de un breve descanso continuamos la marcha con la escolta, acompañados del ex-alcalde de Olot señor Deu, que tan bizarramente se condujo al ser atacada esta poblacion por los carlistas. Poco despus de las cuatro llegábamos aquí.
Antes de dar cuenta de la entusiasta recepcion que ha hecho esta villa al que con justicia llama su libertador, debo relatar un incidente digno de ser conocido en España entera. A una media legua de esta poblacion hállase un hostal llamado de la Corda, , célebre en este pais por habar sido donde el general Martinez Campos tuvo una conferencia con Saballs, de la cual debia salir, segun,los deseos de nuestro general, la humanizacion de la guerra, y de la cual solo salió el convencimiento de que el sanguinario cabecilla no haria nunca la guerra con las condiciones que se hace en todo pueblo civilizado, pues Saballs se negó á renunciar á su sistema de terror, á fusilar paisanos sin forma alguna de juicio, y todo lo demás que constituia sus procedimientos.
Al llegar á aquel punto el señor Martinez Campos tuvo la natural curiosidad de ver de nuevo la estancia en que se verificó la conferencia. Hizome subir con él y ciertamente merecia la pena de verse. Era un cuadrilongo de 21 piés de largo por 28 de ancho, en cuyo centro hallábase una mesa de pino larga y estrecha ( 10 cuartas por 3 ) y a ambos lados dos bancos de igual longitud. Allí fué donde ambos generales, hallandosé á la vista ámbos ejercitos, celebraron la espresada conferencia y donde, como si no hubieran sido enemigos, aceptó Martinez Campos el refresco que Saballs le habia, hecho preparar.,
Martinez Campos fué tratado por Savalls con la misma cortesa con que el, hostelero le trataba, ayer: con la única diferencia de que este daba su vino y sus refrescos por dinero y Saballs los daba por cuenta agena. Efectivamente, al bajar el general, el hostelero, al cual hubo de dirigir algunas palabras recordatorias del caso, esclamó con el acento del que está herido por una mala pasada:
-Pues no sabe V. E, lo mas triste: fué que Savalls se á negó á pagarme el refresco que me mandó preparar para todos: ¡á mí que so un pobre!.
Una carcajada de todos los circunstantes, acompañada de algunas esclamaciones significativas fué la contestacion á esta revelacion tan preciosa como inesperada. Martinez Campos alargó al pobre hombre una moneda de cinco duros, y quedó probado que no se puede aceptar de los carlistas ni aun los obsequios.
Como he indicado mas arriba y comunicado por telégrafo, el general Martinez Campos ha tenido una recepcion entusiasta en esta poblacion.

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Cançó de l’hostal de la Corda

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