DE HOSTAL DE LA CORDA A NIZA. EL FINAL DE LA TERCERA GUERRA CARLISTA II

La Iberia 23/09/1875
SAVALLS.
Creemos que nuestros lectores leerán con interés las noticias biográficas de este feroz cabecilla que, tomándolas de un artículo titulado El personal dé las fuerzas carlistas, que ha visto la luz pública en el Diario de Barcelona, publicamos á continuación: «Savalls ha sido en Cataluña el representante genuino del partido carlista con todos los defectos que han hecho de él un bando fanático, intolerante, intransigente, refractario á todo progreso,impenitente y feroz. Con tal de triunfar, el sanedrín que se ha apoderado del entendimiento y de la voluntad del funesto pretendiente extranjero se hubiese conformado con que se estableciese su trono sobre un montón de ruinas.
Del principio de la vida militar de Savalls se cuentan cosas que justifican su fin.
Después de la terminación de la guerra civil de los siete años, siendo todavía muy joven Savalls figuró en la partida de trabucaires de Felip, partida de secuestradores desalmados establecida en las fragosidades de las Guillerías.
Felip, como sucede en España á todo el que se rebela, encontró gran protección en el país y tenía en la captial de la provincia a gentes y cómplices que le servían y secundaban hábilmente y que sólo pudo destruir la severidad enérgica de don Martín Zurbano á la sazón comandante general de Gerona. Algunos de los cómplices de aquel cabecilla fueron pasados por las armas én aquella ciudad, y la misma suerte sufrió Felip descubierto en medio de un espeso matorral donde se curaba una herida que habla recibido.
Por los secuestros cometidos por aquella partida, Savalls fue después procesado y condenado á una pena grave, condena que evadió permaneciendo en la emigración.
Dejaremos al hoy titulado marqués de Alpens en el largo interregno que ha mediado desde aquella fecha hasta encontrarlo sirviendo con el empleo de capitán en el ejército pontificio antes de que las tropas de Victor Manuel se apoderasen de Roma. Disuelto aquel ejército, Savalls volvió á quedar en una situación precaria.
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En relaciones con los conspiradores de éste partido, Savalls, después del levantamiento de Castells, se presentó en la provincia de Gerona con unos cuantos extranjeros, poniéndose al frente de una pequeña partida. Savalls fué reuniendo gente hasta tener á sus ordenes unos 600 hombres, contando con las partidas de Auguet, Frigola y otros cabecillas; y nada hizo mas que huir de las columnas que le perseguían, que no pudo resistir en ninguna parte. Los triunfos de Savalls vinieron con la república, triunfos que debió al desconcierto que trajo en pos de si aquel desdichado acontecimiento y a la indisciplina y desmoralización del ejército del Principado.
Savalls se apoderó dé varios pueblos fortificados porque se defendieron muy débilmente ó se rindieron á la primera intimación, y la prueba de ello es que Puigcerdá, con una fortificación incompleta y de no muy buenas condiciones, ha resistido diferentes veces por espacio de muchos días los esfuerzos de las facciones reunidas.
Las victorias de Savalls sobre el campo de batalla no le pertenecen directamente, pues en ninguna, ocasión se le ha visto cargar á sus contrarios al frente de una fuerza suya. A no ser por Auguet y Miret, Savalls, que goza la fama de muy prudente entre los suyos, no hubiera hecho nada de provecho, pues siempre se ha mantenido á una respetable distancia del teatro de la acción. La derrota de Alpens estaba prevista por todos los que sabían la composición y estado de aquella columna. El descalabro de Castellfullit fue debido también en gran parte á las condiciones desfavorables en que se encontraban las fuerzas que componían aquella brigada, que se resentía todavía de los malos ejemplos pasados y de los reveses que parcialmente habían experimentado algunos de sus batallones, todo lo cual contribuía á que el espíritu militar da aquellas tropas estuviese muy decaído y la moral muy rebajada.
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A no ser por los absurdos de los radicales y los escándalos de la república, Savalls no hubiera salido de la esfera de cabecilla vulgar.
El carácter vanidoso y fanfarrón de Savalls era muy á propósito para impresionar y aún fascinar á una gente tan fanática é ignorante como nuestros montañeses. Con su fisonomía dura, sus tiesos bigotes, su boina echada atrás, su garibaldina encarnada cubierta de cruces, y su lenguaje inculto, este hombre se ha impuesto a todo el mundo, llegando á adquirir una celebridad tan triste, que sus descendientes han dé querer olvidar un día. ¿Que condiciones brillan en este cabecilla como militar ó jefe de partido? El valor personal se lo niegan sus subordinados; instrucción podrá apreciarla todo el que haya visto o leído una carta suya; sus sentimientos religiosos dudará de ellos el que le haya oído blasfemar como un federal á la menor contrariedad ó le haya visto oír la misa de campaña con la boina encasquetada, fumando su pipa y echando piropos a las muchachas que le rodeaban; probidad, empezó la guerra pobre y se le supone hoy millonario; y a propósito de esto, vamos á referir un hecho que prueba la penuria de Savalls y de su familia al empezar la guerra.
Su esposa se presentó un día á nuestro embajador en Paris, don Salustiano Olózaga, á pedirle un auxilio para poder trasladarse a la frontera. El embajador le facilitó una cantidad suficiente para salir de apuros durante algún tiempo y puso el hecho en conocimiento del capitán general del Principado indicándole que aquello podía servir de precedente si en alguna ocasión convenía tratar con el cabecilla.
Pues si los suyos niegan á Savalls el valor personal, si carece de inteligencia y de instrucción, si no es un buen creyente ni se se tiene por probo, ¿á qué debe su fama este temible guerrillero? Sus hechos nos lo explicaran tal vez.
Los primeros liberales de la |provincia de Gerona, sin otra causa que sus opiniones, los primeros pasa-pliegos sacrificados en el cumplimento de un servicio impuesto, los hizo fusilar Savalls. Los primeros voluntarios aprehendidos en un hecho de armas, los hizo fusilar Savalls. Los primeros carabineros cogidos en la iglesia de Ripoll, rendidos después de la promesa de respetar sus vidas los hizo fusilar Savalls en Camprodon. Los 68 voluntarios del batallen Franco de Cataluña y algunos de la ronda de Berga, capitulados en esta villa con la condición de salvar las vidas, los hizo fusilar Savalls á ta salida del estrecho de la Consolación, cerca del puente de Guardiola.
Los carabineros, los jefes, oficiales y soldados prisioneros de Castellfullit, en numero de más dé 250, fusilados en Llaers después de algunos meses de encierro, cuando no había ningún hecho que justificase ni disculpase siquiera esta hecatombe, lo fueron por orden de Savalls. Savalls ha hecho fusilar además de otros grupos de prisioneros á todas las personas dé quienes ha sospechado, desconfiado, ó que ha considerado como un obstáculo á sus proyectos de dominación absoluta; ha querido fusilar varias reces la Junta á guerra porque pretendía obligarle á rendir cuentas; en asuntos personales que contrariaban sus caprichos, no siempre lícitos, aquel cabecilla enviaba contra los desgraciados que le habían contrariado a sus mozos de escuadra con orden de prenderlos y que se escapasen. Savalls no pudo fusilar á Tristany en las graves disensiones que tuvo con éste jefe por cuestiones de rivalidad y celos, pero dos ataques sospechosos que sufrió que pusieron en peligro su existencia se atribuyen á maquinaciones salidas del cuartel general del vengativo marqués de Alpens. Savalls amenazó á los suyos con fusilar á todo el que le presentase algún prisionero desde sargento hasta jefe.
Resulta de estos antecedentes que Savalls se ha impuesto á todos por su crueldad y que ha dominado por el terror.

Publicaciones BNE

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