El claustro de Santa Maria de Ripoll VII. Jordi de Déu, el esclavo del maestro Cascalls.

Las piedras explican las historias que tus ojos dibujan

Capitel de escultura completa, casi exenta, en la confluencia de las galerías sud-occidental y sud-oriental, siglo XIV. Obrada en el taller de Jordi de Déu bajo el abadiato del abad Ramon Descatllar i de Palasol ( enero 1387 – septiembre 1408)

“A 9 de febrero de 1390, por contrato con maestro Pedro Gregori, cantero de Perpiñán, este se obligaba llevar 56 columnas de la mejor piedra de Vilafranca del Conflent, trabajarlas y pulirlas por el precio de 330 florines de oro de Aragón. A 11 de mayo siguiente, maestro Jordi de Déu, escultor de Barcelona, se comprometía trabajar por 150 florines, 50 capiteles con figuras, 28 bases y 28 cornisas, piezas todas bien acabadas como las que ya había ejecutado maestro Colí en la galería de poniente” .

La corta noticia conservada por el monje Olzinelles del contrato con Jordi de Déu nos hace saber que los capiteles debían ser con figuras, tales como los obrados por el maestro Colí en la galería de poniente. En esto se adivina la idea de los monjes en la continuación del claustro, que lo querían que resultara armónico del todo con la galería primitiva, y a ella en definitiva se adaptaron los escultores, saliendo airosos de los ábacos que en la galería superior de el abad Besora les resolvía ya el conflicto, y acomodándose como pudieron en los capiteles, sin suficiente espacio para figurar ciclos historias en serie tal como amaba la época, y recurriendo a resolverlos figuradamente a la manera que podrían haber resuelto una confrontación de dos cartelas. Artísticamente la obra escultórica resulta más exitosa en la galería de poniente, intervenida por el maestro Colí, y mucho más pesada y floja en la galería de levante y en cambio los temas vegetales son de una gran riqueza y finura de entrelazados en la galería septentrional que, según los contratos, resulta ser obra del maestro Jordi de Déu.

Notas inéditas sobre el monasterio de Ripoll. Eduard Junyent

 

La conservadora del departamento de Arte Gótico del Museo Nacional de Catalunya, Mª Rosa Manote en su tesis doctoral dice: Notable escultor de los siglos XIV y XV. Nacido en Mesina de familia griega. En una reseña biográfica se indica que fue capturado por un corsario catalán, mientras que en otra no se confirma tal hecho y sólo se menciona que los mercaderes catalanes solían acudir a fines del siglo XIV a Marsella a comprar esclavos de origen griego.
En Barcelona lo adquiere el escultor real Jaume Cascalls de quien aprendió el oficio. Mientras fue esclavo no tenía apellido y se hacía llamar Jordi de Déu.

Artistas esclavos

Emma Liaño Martínez en “ Jordi de Déu, un artista siciliano al servicio de Pedro El Ceremonioso”: Los términos que nos informan de estos aspectos fundamentales de su biografía son claros y escuetos. En un documento de 1377 el rey reclamaba a Georgio de Deo, greco…, que se hallaba en Cervera, para que ayudase a Jaume Cascalls en la terminación de unos «oratorios» que el anciano escultor había dejado sin terminar en Poblet. Un año más tarde, con motivo de los pactos efectuados con Bernat Pintor, para establecer una sociedad de colaboración profesional, el propio Jordi de Déu afirmaba ser maestre de images e de pinzel…, de la ciutat de Mecina…Y de nuevo el monarca, con sus requerimientos, alude a su baja condición social el 25 de febrero de 1377, con motivo de los citados «oratorios»: …que encontinent facats partir lo dit maestre Jacme ab lo seu esclau, qui es abte en aytals obres…, e incluso a propósito de los sepulcros de los infantes: …e con sapiam be que en aqueixes partides no ha persona tan abta a fer les dites tombes con Jordi, qui fou esclau de mestre Johan (sic) de Castays,….
No sabemos cómo fue sometido a esclavitud. Aunque la mayor parte de los esclavos que llegaban a Cataluña en la Baja Edad Media procedían de un lucrativo comercio, la llegada de Jordi de Déu al taller de Cascalls puede deberse más a razones bélicas que comerciales. Y, en concreto, a la intervención de las tropas de la Corona de Aragón a favor de Federico IV de Sicilia, hermano de Leonor, la tercera esposa de Pedro el Ceremonioso, cuando precisamente la ciudad de Mesina, punto vital del paso del estrecho, gestionó la llegada a la isla de la reina Juana de Napóles.

Jordi de Déu, un artista siciliano al servicio de Pedro el Ceremonioso

 

POTAJE DE LEGUMBRES CON BACALAO

INGREDIENTES
150 gramos de garbanzos, 150 gramos de lentejas,
150 gramos de alubias blancas, 150 gramos de bacalao,
100 gramos de arroz, 2 huevos cocidos,
1/2 cebolla, 2 dientes de ajo,
perejil, pimienta, aceite, sal.

PREPARACIÓN
Las alubias y los garbanzos deben remojarse desde la noche anterior. En una cazuela grande se
cuecen las alubias cubiertas con agua caliente, además de los garbanzos, las lentejas y una
ramita de perejil picado.
Entretanto, se asa el bacalao a la plancha, se le quitan después la piel y las espinas y se
desmenuza. Cuando las legumbres estén tiernas, se añaden el bacalao y un sofrito preparado con
los ajos y la cebolla picados muy menudos.
Cuando rompa el hervor, se agregan el arroz, un poco de pimienta y se rectifica el punto de
sal. Se mezclan bien todos los ingredientes y se cuecen hasta que estén en su punto. Antes de
servir, se deja reposar el potaje unos minutos y se adorna con los huevos cocidos picados.

La cocina de los conventos

Bibliografia:
– Jordi de Déu i l’italianisme en l’escultura catalana del segle XIV. Pere Beseran i Ramon. Ed: Diputació de Tarragona
– L’escultor de Déu (novel·la). Vicenç Aguado. Editorial Gregal

 

El claustro de Santa María de Ripoll VI

Las piedras cuentan las historias que tus ojos dibujan

Escarola, capitel de la galería sudoriental, siglo XIV. Obrada por el taller de Jordi María bajo la abadiato del abad Ramon Descatllar y de Palasol (enero 1387 – 09 1408)

La escarola se cree que tiene su origen en el Mediterráneo, expandiéndose en el siglo XIII por el resto de Europa, por estas fechas se empieza a cultivar la variedad rizada en Catalunya (la que muestra el capitel).

Ensalada de escarola, granada y trucha ahumada:
Una ensalada ligera, rápida de preparar y de buena presentación por el contraste de la granada con la escarola. La dulzura de la granada contrasta perfectamente con la ligera amargura de la escarola.
Se puede aliñar con una ligera vinagreta, donde el limón sustituye el vinagre.

200 gramos de escarola.
2 filetes de trucha ahumada
1 granada
El zumo de medio limón
4 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra.
Sal.

Sustituyendo la granada por una naranja tenemos una fiesta de cítricos.

La cocina andalusí

El claustro de Santa María de Ripoll V

Las piedras cuentan las historias que tus ojos dibujan

Tritón y tritonisa, capitel de la galería nororiental obrada por el taller del maestro Colí de Marville el siglo XIV, bajo el abadiato de Ramon Descatllar y de Palasol (enero 1387 – 09 1408)

 

Las sirenas y el pecado.
Tres de las cuatro galerías del claustro muestran sirenas, dos en la galería Románica del siglo XII, una en la galería del taller del maestro Colí y una en la galería del maestro Jordi de Déu.
En la galería románica se muestran los dos tipos arcaicos, la mujer-pájaro y la mujer pez. En el románico un grupo de sirenas-pez se representan con cola bífida que sujetan con ambas manos. Pueden llevar instrumentos musicales que aluden a su canto mortal entonado con su voz cautivadora, también pueden sujetar algún pescado o gran caracola haciendo alusión al medio acuático en el que viven. Y a partir del gótico su atributo más común fue el espejo y el peine dando lugar al tipo iconográfico de las sirenas coquetas, porque el peine actuaba como símbolo de la seducción femenina y el cabello era un medio de seducción.
La sirena-pez, con la parte inferior pisciforme y cola única tuvo como modelo las tritonisas, compañeras de los tritones. Su aspecto es más seductor que el de las sirenas-pájaro y es por ello por lo que éstas están asociadas a los símbolos demoníacos, mientras las pisciformes se vinculan a la lujuria.

Las sirenas Laura RODRÍGUEZ PEINADO Universidad Complutense de Madrid Dpto. Historia del Arte Medieval

Empanada de trucha de rio

masa:
harina
un poco de levadura
aceite
sal

Para el relleno:
1 o 2 truchas según tamaño
4 huevos
aceite
1 cebolla
mantequilla para untar
1 yema de huevo
leche
sal pimentón
azafrán
cilantro

Se limpia el pescado, lo hervimos al vapor o en agua y sal (y especias, si se quiere) y desmenuzamos su carne reservándola. Se rehoga una cebolla muy picada con un poco de aceite hasta que quede transparente y se retira.
En una cazuela (mejor de barro) se baten los huevos, se añade la cebolla rehogada y las especias. Se bate todo bien tapando la cazuela. Para hacer la masa mezclamos en un bol un pellizco de sal y levadura, 3 tazas de harina de trigo y un chorro de aceite.
Después, vamos echando agua poco a poco, removiendo hasta obtener una bola que no se pegue a los dedos. Esta masa la dejamos reposar una hora y media en un bol con un paño húmedo por encima. Se parte en dos esta masa y se amasa y estiran ambas piezas con un rodillo haciendo dos láminas una mayor que la otra. En una fuente para hornear engrasada con mantequilla ponemos la masa estirada de mayor tamaño adaptándola a la forma de la fuente.
Rellenamos esta masa con el preparado de pescado que teníamos reservado de manera uniforme. Cubrimos este relleno con la otra masa cuidando de pegar bien los bordes y haciéndole unos orificios con un tenedor. Finalmente, metemos nuestra empanada preparada dentro de un horno precalentado a 200º grados de temperatura durante 45 minutos.

La cocina andalusí

 

 

 

El claustro de Santa Maria de Ripoll IV

Las piedras explican las historias que tus ojos dibujan

Capitel de la galería sud-occidental que muestra una oveja, siglo XIV, del taller de Jordi de Dios, construido bajo el abadiato de Ramon Descatllar y de Palasol (enero 1387 – 09 1408) y oveja Latxa.

Oveja raza ripollesa
La raza Ripollesa es una raza ovina autóctona del nordeste de Cataluña, que se considera que proviene del cruce de los ovinos que poblaban antiguamente los Pirineos centrales con individuos de tipología Merina llegados como consecuencia de la trashumancia.
(Dossier técnico, Departamento de Agricultura, Alimentación y Acción Rural)
La oveja merina se cree fue introducida en la Península por los musulmanes proveniente del norte de África.
La oveja latxa forma parte de las razas de ovejas del País Vasco y Navarra de pelo largo que no se han cruzado con sangre de ganado merino debido a la prohibición de las importaciones de animales exógenos.

Córdoba era seguramente la ciudad más culta y avanzada de occidente, y entre los siglos VIII y XII es crea un amplio flujo de intercambio entre la sociedad andalusí y la cristiana. Esto hace que los productos introducidos por los musulmanes se vayan haciendo habituales en toda la península. Habían introducido la berenjena, la alcachofa, los espárragos, las espinacas, el arroz, el melón, la sandía, las calabazas, el albaricoque, la granada, la caña de azúcar, el azafrán, la canela, el jengibre y la mayoría de cítricos. También nuevas formas de cocinar como las albóndigas, el escabeche, las empanadas, los milhojas, los fideos, los macarrones, los turrones, el arroz con leche, los buñuelos, y la mayor parte de los dulces existentes en la Península Ibérica.

CORDERO CON MANZANAS

INGREDIENTES:

1 kilo y medio de cordero ,
3 manzanas ácidas,
1 cucharada de mantequilla,
pimienta en polvo,
aceite,
sal.

PREPARACIÓN

Se pelan las manzanas, se cortan en cuatro trozos y luego en rodajas gruesas. Se cubre con ellas el fondo de una cazuela apta para el horno, se ponen encima la mantequilla y el cordero cortado en trozos pequeños. Se sazona con un poco de pimienta y sal, y se rocía por último con un chorro de aceite.
Se tapa la cazuela y se deja cocer a fuego moderado unos minutos antes de introducirla en el horno a temperatura baja, hasta que el cordero esté tierno. Durante la cocción debe regarse el cordero de vez en cuando con un poco de agua.
Se sirve muy caliente pasando el cordero a una fuente, regándolo con su jugo y rodeándolo con las manzanas.

La cocina de los conventos

El claustro de Santa María de Ripoll III

Las piedras cuentan las historias que tus ojos dibujan

Capitel de la galería Nor-occidental del siglo XII, románica, construida bajo los abadiatos de: Pedro Ramón, Gausfred y Ramón de Berga.

“…. las sirenas, criaturas traidoras y feroces, cantan alegremente en la tempestad Porque previene que con el mal tiempo las naves se Hund y los marineros morían de forma que ellas Tienen así comida abundante, Mientras que con el buen tiempo lloran Porque no obtendrán el botín deseado “

La tradición de los bestiarios francesas y sume influencia en la península ibérica. Lucía martín pascual (Universidad de Alicante).

Empanada de anguilas

para la masa:
500 grs de harina de fuerza
25 grs de levadura
taza de agua
aceite
sal

para el relleno:
1 kg y ½ de anguilas de río
6 dientes de ajo
perejil
aceite de oliva
azafrán
sal

Mientras dejamos crecer la masa, prepararemos las anguilas: Empezaremos para sacarlos toda la viscosidad que las recubre, tras las abriremos y limpiaremos su interior, también cortaremos la cabeza. Las aliñaremos con el ajo, el perejil, la sal y el azafrán y las regaremos generosamente con aceite. Con un poco más de la mitad de la masa hacemos la base de la empanada, ponemos las anguilas enteras formando un círculo. Cubrimos con la otra parte de la masa bien estirada y cerramos todo alrededor haciendo un borde. Le haremos un agujero en el centro para que salga el vapor y el adornaremos a nuestro gusto.
Se come levantando la tapa.

El libro de Sent Soví nos ofrece una receta de empanada de Lampresa.

Sent Soví (1324). Recetario medieval de autor anónimo redactado en catalán, el primer recetario conocido de cocina catalana y uno de los recetarios europeos más antiguos escritos en lengua vernacula.

El libro de Sent Soví

 

El claustro de Santa María de Ripoll II

Las piedras cuentan las historias que tus ojos dibujan

Pastor amb ramat, imposta galeria sud_oriental / Pastor con rebaño, imposta galeria sur-oriental

Imposta de un capitel de la galería sudoriental que muestra un pastor con un rebaño, siglo XIV. Galería del taller de Jordi de Dios realizado durante el abadiato del abad Ramon Descatllar y de Palasol (enero 1387 – 09 1408).

Los monasterios de montaña tenían dificultades para hacer pastar el ganado en invierno debido a la nieve permanente, y los monasterios de la llanura no podían hacer pastar el ganado en verano debido a la alta fertilidad de las tierras y su consecuente cultivo. Debido a ello, la preocupación principal de los territorios del Prepirineo catalán, a través de los monasterios de Ripoll y de San Juan de las Abadesas, recayó en la creación de una red de caminos, estable y segura, que permitiera el tránsito del ganado entre la llanura y la montaña. De esta manera, se consolida la red de vías pecuarias catalana y estabiliza una actividad económica que se mantendría muy potente hasta finales de la Edad Media.
(Caminos ganaderos y trashumancia en Cataluña. Eduard Trepat y Anna Vilaseca, Fundación del Mundo Rural)

Paletilla de carnero rellena
Receta extraída del libro de Sent Soví (1324), recetario medieval de autor anónimo redactado en catalán, es el primer recetario conocido de cocina catalana y uno de los recetarios europeos más antiguos escritos en una lengua diferente del latín. 

Texto original:


Traducción y adecuación de la receta (http://www.sentsovi.cat)

Esta paletilla de carnero rellena, tiene un relleno interesante de carne con ajos cocidos, pasas y especias. Además, el proceso de elaboración que se explica en el Sent Soví es un “relleno” que envuelve el hueso de la paletilla y que se liga con tela de carnero y posteriormente se atraviesa con un espetón y se cuece al fuego . 

Ingredientes:
1 paletilla de cordero de 1 kg
100 g de panceta fresca
25 g de perejil
tomillo
1 huevo
6 dientes de ajos
40 g de pasas
sal
2 clavos de olor
6 granos de pimienta negra
Canela en polvo 

El primer paso es deshuesar la paletilla de cordero. Lo podemos hacer nosotros o pedirlo al carnicero. Una vez tenemos la carne sin hueso, cogemos partes de las puntas o partes que no nos ayuden a envolver después el relleno y los ponemos a cocer con agua fría junto con el tocino y las hierbas. Lo cocemos a fuego suave durante 1h y, cuando falten 20 minutos, añadimos los ajos pelados. Sacamos la carne de la olla y los ajos y lo dejamos templar.
Picamos las carnes con un cuchillo y lo ponemos en un bol con los ajos cortados, las pasas, el perejil que hemos cocido picado, el huevo batido y las especies. Mezclamos y corregimos de sal.
Estiramos sobre el mármol del hombro y la salamos. Ponemos encima el relleno y lo atamos bien con hilo de cocina.
Cocemos la paletilla a 200 ºC en el horno durante una hora o, si tenemos termómetro de sonda, hasta que éste llegue a los 65 ºC.

El claustro de Santa María de Ripoll I

Las piedras cuentan las historias que tus ojos dibujan

 

Cena de San Benito y Santa Escolástica, capitel situado en la galería nororiental obrada por el taller del maestro Colí de Marville, siglo XIV, bajo el abadiato de Ramon Descatllar y de Palasol. (01/1387 – 09/1408).

Los monasterios, sin excepción, consumían importantes cantidades de peces de río. Todos ellos, y desde épocas tempranas, habían ido instalando pesqueras en los lechos de los ríos que atravesaban sus tierras. La difusión del molino de agua, la esclusa del cual se empleaba como vivero, contribuyó a estimular el consumo de pescado, abundaban la anguila, la trucha y el barbo que aparecen en la mesa frescas, saladas o ahumadas.

Otras formas de consumo eran las empanadas (peces hechos “en pan”) y los escabeches, importados de la cocina musulmana. La primera receta de escabeche nos la sirve el médico sevillano del siglo XII Zuhr-Avenzoar, que recomienda preparar así el escabeche: escalda el pescado en agua caliente, a continuación se ponlo en una cazuela de barro o de loza vidriada con un poco de aceite. Cuando ya esté cocido dejalo a fuego lento y se añade le un caldo preparado con vinagre y jengibre.

La trucha era unos de los peces que más se consumía, trucha escabechada:

Ingredientes (para 4 personas):
4 truchas del país de buen tamaño
1 vaso de aceite
1 vaso de vinagre
4 dientes de ajo
Clavel, salvia, tomillo, orégano, pimienta en grano u otras hierbas aromáticas
Harina
Sal
Aceite para freír

 

Contexto histórico en que se emmarca la destrucción del monasterio de Santa Maria de Ripoll VI

De toda la anterior relación de los sucesos de Ripoll resulta muy claro que el daño causado por la agresión de los migueletes a los edificios monacales no tuvo importancia. Sólo ardió el interior del templo y el archivo y biblioteca. Los claustros y casas de los monjes, ni poco ni mucho participaron del fuego; y aun del mismo templo sólo ardió lo interior, como retablos y adornos, pues la bóveda permaneció intacta, y mucho más la superior techumbre. Tan entero quedó el edificio del templo que Don Eudaldo Raguer alcanzó que de nuevo se pudiese en él decir Misa. La restauración era asunto fácil; y sin embargo, al cabo de algunos años, el Monasterio se había trocado en un rimero de ruinas. Debemos ahora estudiar por qué caminos se llegó a tan fatal resultado.

Empezó este período por el más completo abandono del Monasterio, que quedó a merced de todo rapaz y mal intencionado: y así no cesaría el golpear paredes, cimientos y techos, el revolver tumbas y abrir boquetes, todo por la avidez de hallar dinero. Tales pesquisas no producían otro resultado que destrucción. Sólo tiempo adelante en la casa que en 1835 habitaba el Prior Don Juan Lianza se halló dinero en un escondrijo antiguo. En algunos de los edificios monásticos se instaló el Hospital, ignoro la época fija.

….

De rudísimos y aun heroicos deben graduarse el ataque y la defensa de Ripoll, a cuyo terminar, en 27 de mayo de 1839, los carlistas la entraron. «Más de «quinientos moradores habían perecido; «los que sobrevivieron fueron, dispersa-«dos ó hechos prisioneros de guerra» y la villa arrasada. Cuando, terminada la guerra, los ripolleses se afanaron en reconstruir y restaurar su población, acudieron sin escrúpulo a los edificios monasteriales, y cual si fueran cantera común, con sus materiales procuraron edificar sus casas.

«Si el monasterio quedó desolado,» escribe el ripollés Padre Portusach, «por el «incendio, mucho más se deterioró por los «destrozos y robos que consecutivamente «ejecutaban los naturales de la villa. «Entre otros un picaro que servía en clase »de hospitalero, (cuyo hospital estaba) «situado en los aposentos menos ruinosos «del monasterio, se ocupaba de noche en «aserrar los extremos de las vigas ó vi-«guetas de los claustros para hacer que »se cayesen poco á poco, y aprovecharse »de ellas».

Del estado del monasterio al finir de 1840 nos certifica con minuciosas y abundantes noticias el siguiente borrador de oficio que existe en el Archivo del señor Marqués de Dou. Va dirigido por el Alcalde de Ripoll al Intendente de la provincia:

«Alcaldia const. de Ripoll—M. I. S.— A fin de dar puntual cumplimiento á lo que se sirve V. S. prevenirme con oficio 9 de Nov.e último, á consecuencia de lo acordado por la Junta de enagenacion de edificios y efectos de los suprimidos monasterios de esta Prov.a para que en unión con el Síndico de este Ayuntamiento intervengamos en las operaciones del Comisionado de Amortización en esta villa, de la inversión que se da á los efectos que se utilizan para las obras, haciéndonos responsables de cualquiera malversación que se haga, trasladamos el calendado oficio á dicho Comisionado, y pasamos personalmente á inspeccionar el estado actual de los edificios resultando ser el que se manifiesta en la adjunta nota, tomada en presencia y con intervencion del mismo Comisionado.

Por ella podrá enterarse V. S. y esa Ill.e Junta del estado de los edificios de este suprimido Monasterio, y de lo poco que queda útil para las obras. El edificio de la Iglesia, sus sólidas paredes, y el tejado se hallan en buen estado, pero han desaparecido las piedras del pavimento, y de las escaleras, no habiendo quedado más que lo material del edificio. Se han habilitado las casas de los monjes simples para habitaciones, la casa llamada de la Colecta, y la del Sacristán Mayor, cuyas obras no están todavía concluidas; de los demás no han quedado más que fragmentos de paredes que se van desmoronando y cayendo, y algunas maderas la mayor parte averíaselas, y de poco ó ningún valor. El antiguo pórtico de piedra con figuras de relieve la mayor parte ya mutiladas, los hermosos claustros con colunas de jaspe, la magnífica Abadía, y demás edificios, en los que no quedan más que las paredes, todo en descubierto, y expuesto á la intemperie del tiempo de modo que en breve no presentará más que un montón de ruinas.

Tal es el deplorable estado de este antiguo Monasterio, y de sus antes hermosos edificios, poniéndolo al conocimiento de V. S. á los fines que juzgue más convenientes, y para cubrirnos de responsabilidad que pudiera exigírsenos, reducida casi á la nulidad, por ser ya muy pocas y casi de ningún valor las maderas, tejas y efectos que pueden sutilizarse para las obras.

Dios Ripoll 26 de Dic.e 1840-

I. S. Intendente de la Prov.a de «Gerona.»

Las gentes empezaron el robo de materiales durante la noche, después lo extendieron ya a las madrugadas, y acabaron al fin efectuándolo en plena luz del sol. En los comienzos lo callaban, pero después ellos mismos paladinamente decían de qué lugar los sacaban. Es verdad que el encargado por la desamortización vendía algunos, pero lo es también que el robo abundó, pues el abandono había durado por mucho tiempo. Ya indiqué que el incendio en el templo no llegó a la bóveda, mas como (no sé si vendido por el Estado) se quitó el armazón de la techumbre superior y las tejas, la bóveda quedó al descubierto, y así las lluvias, nieves y demás agentes naturales la desplomaron. El hundimiento ocurrió en 1852.

Los Religiosos en Cataluña durante la primera mitad del siglo XIX / por Cayetano Barraquer y Roviralta .

Capítulo XIV. La persecución de 1835 en los monasterios benitos. 1915. (UAB)

Contexto histórico en que se emmarca la destrucción del monasterio de Santa Maria de Ripoll IV

La primera guerra carlista desde una óptica ripollesa

Agitación ansiosa (seguida de un profundo silencio) cundió en la villa cuando á las nueve y media de la mañana del día de S .. Román mártir (domingo 9 de agostó) se observó que el batallón de migueletes volvía sobremanera excitado por la parte del Arquet, con nuevas ciertas de los sacrílegos excesos de Barcelona. Publicábanlos á gritos, los comentaban, los aplaudían, y se animaban con diabólica algazara.á reproducirlos en el centro de la Montaña. Los monges, aterrorizados, reconocen por fin el peligro; pero firmes en su propósito de salvar á toda costa el legado de Recaredo desoyen consejos, desechan ruegos y aun las lágrimas de los leales Ripolleses que, en tan críticos momentos, olvidando disensiones pasadas, no sólo procuraron su salvacion, sino que además ocuparon las avenidas del monasterio con la resolucion heróica de salvarlo, ó perecer en la demanda. Presentían: sin duda, que en la ruína del célebre ,monumento iba envuelta la de sus hogares y familias.

…….

Eran las dos de la tarde, hora en que solia la comunidad de Sta. María acudir á los Oficios divinos. Los migueletes, abandonando sus madrigueras, se lanzan beodos á la calle y, distribuídos en pelotones, recorren la villa en ademan hostil. Esperaban, á lo que se vió, un débil pretexto para convertirse en satélites activos del gran crímen que habia de expiar Ripoll con lágrimas de sangre, y un fatal descuido del inadvertido campanero del monasterio se lo proporcionó. No bien resonó en el espacio el . triste y lento tañer de la campana que llamaba á los monges á vísperas, cuando tiros aislados inauguraron el infame propósito. Siguieron gritos infernales, entre ellos la provocativa contraseña: ¡los facciosos escalan el monasterio y aquellos desalmados, mas áptos para gritar ¡Liver evohe! ¡Liver io! con las impúdicas bacantes del gentilismo, que para proferir, como proferian, el mágico nombre de libertad, eminentemente cristiano, volaron frenéticos al monasterio y, no sin premeditacion, recorrieron primero todos los ángulos del templo, todos los departamentos del palacio

abacial, todas las monacales moradas de la vila vella, ávidos de víctimas santas que, por desgracia, en aquel aciago dia no faltaron.

Mientras los dos crímenes se perpetraban en el fondo de dos humildes ,celdas, la mayoría de los migueletes, convertidos en sicarios incendiarios se entregaban, en el templo, á todos los excesos del saquéo. Derribaron ante todo, de su antíguo solio la Vírgen de Wifredo y todas las santas imágenes de los altares; hicieron trizas la grandiosa estátua de plata de S. Benito; destrozaron el magnífico órgano; rasgaron inestimables pinturas, y robaron del tesoro los vasos sagrados, las lámparas, los candelabros, los incensarios y demás objetos preciosos de que abundaba el monasterio, separando cuidadosamente el oro, plata y piedras preciosas de lo que, por no concederle aquellos vándalos, en su crasa ignorancia, ningun,valor, reservaban para el fuego ó para nuevas abominacionés.

Los últimos resplandores rojizos del crepúsculo de la tarde se iban desvaneciendo en la cordillera occidental del Catllar, cuando las téas incendiarias fueron aplicadas á los altares, y las áras, santas, convertidas en tederos, alumbraron. con siniestra luz repugnantes escenas, inauditas, increibles, pero ciertas, por más que la pluma se resista á describirlas.

JM Pellicer El Monasterio de Ripoll 1873