Los arancini, una herencia árabe

El arancino (arancinu o arancina en siciliano, según la región, y en plural arancini o arancine respectivamente.

Fueron los árabes, de hecho, quienes introdujeron en Sicilia las diferentes especies utilizadas en la condimentación de las recetas isleñas, como el azúcar, los cítricos, la canela o el azafrán, además del arroz tan presente en las recetas de los arancinis (bola de arroz repleta de ragú de carne o guisantes o de jamón y queso) emblema de la cocina siciliana. Su origen se halla en el periodo del Emirato de Sicilia, entre los años 965 y 1072, cuando se introdujo la tradición de comer arroz condimentado con azafrán, hierbas, especias y carne. Palermo se convirtió en la capital del nuevo emirato de Sicilia, y durante dos siglos se transformó en una de las ciudades más bellas del mundo árabe, un refugio cultural y comercial cuya única rival era Córdoba.

Retrofotografia I

Hemos iniciado un nuevo proyecto en colaboración con el “Arxiu Comarcal del Ripollès”, se trata de la retrofotografia. Un proyecto basado en situar imagenes antiguas en sus localizaciones actuales. Podriamos definir la retrofotografia como un palimpsesto fotográfico, una invocación al pasado, un arañazo al velo de la realidad para hacer más vívida la memoria.

“’Hay otros mundos, pero están en éste” , Paul Éluard.

 

El actual túnel del ferrocarril de la línea de Puigcerdà bajo una imagen de 1913, yendo hacia la corrida de toros por la fiesta mayor pasando frente al túnel del transpirinaico en construcción.

El actual Arxiu Comarcal del Ripollès bajo una imagen del Hospital municipal,  tomada entre 1877/1885.

Arxiu Comarcal del Ripollès

 

 

El claustro de Santa María de Ripoll XXIV

Las piedras cuentan las historias que tus ojos dibujan

Capitel de la galería Occidental del siglo XII, románica, construida bajo los abadiatos de: Pedro Ramón, Gausfred y Ramón de Berga

Siglo XIX, destrucción del monasterio

Contexto historico que emmarca la destrucción del monasterio de Santa Maria de Ripoll

Flan de naranja

Se ponen 4 huevos completos (claras y yemas), media libra de azúcar y el jugo de cuatro naranjas. Se hace hervir al baño María al igual que un flan de leche.

Recetario  de Agustí Cavalleria i Deop.
Arxiu Comarcal del Ripollès

El claustro de Santa María de Ripoll XXIII

Las piedras cuentan las historias que tus ojos dibujan

Imposta galería sudoriental siglo XIV. Obrada por el taller de Jordi María bajo la abadiato del abad Ramon Descatllar y de Palasol (enero 1387 – 09 1408).

(…) Ripoll volvió a una cierta normalidad política e institucional hasta que estalló la guerra de Sucesión en el Principado. Son pocos los datos que tenemos de esta época. Sin embargo, sí son suficientes para poder afirmar que durante los años que duró la guerra, los hombres de la villa practicaron una indefinición calculada entre ambos bandos como táctica para obtener un consejo de gobierno propio independiente del abad: dar apoyo al archiduque Carlos o al duque de Anjou sólo era cuestión de lo que estos podían hacer por su causa local. Más que nunca cobra fuerza la hipótesis de Joaquim Albareda por la que afirma que el problema político existente en Cataluña durante los años de la guerra de Sucesión, para los hombres de Ripoll, tenía poca importancia frente al conflicto cotidiano de la ciudad, que influía a la hora de alinearse con los Borbones o con los Austrias. Una vez más, vemos como la oportunidad venía dada por el desbarajuste y el hecho bélico.
Por esta época encontramos dos documentos sobre la formación de un gobierno consular, similares pero con algunos rasgos diferenciados. Ambos corresponden a privilegios de insaculación municipal para la ciudad de Ripoll, pero, mientras que el uno corresponde al otorgado por el archiduque Carlos en 1707, y que permaneció vigente hasta el final de la guerra, el otro corresponde el duque Felipe de Anjou. Pero … cuando otorgó el Borbón un privilegio municipal a la población de Ripoll? Hasta la actualidad este hecho nos es completamente desconocido.
…..

Así, el 14 de junio de 1707, y después de pagar una cantidad a cambio superior a los mil doblones, la villa de Ripoll erige oficialmente con el estatuto jurídico de universidad con un Consejo de Gobierno y tres cónsules en la iglesia de San Pedro de Ripoll, ante el veguer de Vic, por orden real y privilegio de Carlos III en la ciudad de Ripoll. Sin embargo, hay que decir que la ciudad no pasó a jurisdicción real, sino que continuaba dependiendo del abad del monasterio de Santa María, a quien los cónsules debían jurar fidelidad al ser escogidos y tenían que pedir licencia para reunirse. Esta última solicitud, sin embargo, era más simbólica que real, dado que si el abad denegaba este ayuntamiento, los cónsules y Consejo podían igualmente juntarse a sonido de trompeta o de campana. Además, tenían que prometer que, en el ejercicio de su cargo, no promoverían ningún pleito de reversión a la Corona ni contra la jurisdicción del abad sobre la villa.

Finalmente, el 8 de marzo de 1715 se llevó a cabo un decreto de la Real Junta Superior del Gobierno que, a instancia del abad Félix de Vilaplana, ordenó que pasara un ministro del rey Felipe V para la población de Ripoll por reintegra -la a la obediencia del monasterio y abad de Santa María de Ripoll, anulando la forma de gobierno consular. Esta anulación tuvo lugar el 25 de marzo de 1715.

Una vila menestral sota el règim feudal. Ripoll i la seva
lluita contra el monestir (1678-1719)

El siglo XVIII comenzó con la guerra de sucesión y terminó con la guerra Grande. Para Ripoll, una gran fábrica de armas, fue uno de los siglos esplendorosos.

Sopa de Calabaza

Entre las diversas recetas de escudillas y sopas de calabaza, ésta, muy sustanciosa, procede de Andorra y de las comarcas del Pirineo, y se parece a las sopas de calabaza que hacían los monjes. El cocinero fray Francisco del Santísimo Sacramento nos propone una escudilla de melón y una de calabaza, con arroz, con el melón o la calabaza pasados «por el molinillo».

Ingredientes

400 g de calabaza
1 cebolla
1 patata
un puñado de judías cocidas (unos 50 g)
1 hueso de cerdo salado
1 trozo de tocino
un puñado de arroz (unos 50 g)
25 g de fideos
2 L de agua
sal

Elaboración

 

Poner a hervir el agua con los huesos, el tocino y la cebolla. Dejar hervir unas 2 horas a fuego lento, espumante ello. A continuación, añadir la calabaza cortada en trozos, sin piel ni semillas. A continuación, poner la patata cortada en dados y seguidamente el arroz y los fideos. Dejar cocer unos 15 o 20 minutos. Rectificar de sal y dejar reposar un cuarto antes de servirlo.
También puede hacer hervir las judías con los huesos. Puede poner brote de pecho, codillo, gallina, así como una pelota (como la de la escudilla y cocido) o morcilla. También se suele poner una bola de manteca o tocino rancio, que se deja deshacer en el caldo una media hora antes de sacarlo del fuego.
Igualmente, se puede hacer una versión vegetal, como la que hace fray Francisco del Santísimo Sacramento, aunque añade leche de almendras y azúcar, tal como se hacía en la cocina medieval y del barroco.

La cocina de 1714. Historia y recetas. Jaume Fàbrega